Tai Chi Chuan, música y pijamas de colores

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Hace un tiempo que me he vuelto a «enfrentar» a estudiantes «novatos» y siempre termina por surgir la pregunta: «¿No ponemos música?».

Bien, por partes. A mi la música, en general me gusta así que no tengo nada en contra de la misma.

Pero el TCC es un arte marcial interno, lo que en mi concepción el mismo implica introspectivo, es decir, prestamos especial atención a sensaciones propioceptivas y relativamente poca a elementos externos.

En ese contexto, la música, no deja de ser un estímulo externo extra.

Hay quien me comenta que «la música le ayuda a relajarse» durante la práctica. Lo cierto es que a lo que le ayuda es  distraerse. Relajarse es eliminar toda tensión innecesaria, tanto física como mental y emocional. Tiene similitudes con «distraerse», sobre todo en el plano emocional y mental, pero muy pocas en el físico. En TCC no buscamos una actitud «distraída», sino muy al contrario, una atención firmemente centrada en lo que hacemos en cada momento, en las sensaciones que provoca dicha práctica y en como las modulamos.

El TCC, no es un método de relajación. El TCC es un arte marcial que para ser practicado correctamente, exige relajación. Y desde luego la diferencia entre una y otra cuestión, es enorme. Para «relajarse», basta con tumbarse, tener una música suave de fondo y no preocuparse por nada. Por contra el TCC llevado a su extremo, consiste en luchar por tu vida, sin tensarse, sin crispación ni rigidez y ganar.

Es quizá en esta última palabra donde reside la diferencia. Hoy por hoy se suele entender la práctica del TCC como un hobbie, destinado al entretenimiento y con connotaciones de terapia y espiritualidad. En dicha concepción, el TCC no precisa del menor esfuerzo, más bien se trata de pasar el rato de un modo agradable, distendido y sin la menor relación con el esfuerzo y donde por supuesto, el «fallo» no tiene consecuencias.

Sin embargo, en la concepción clásica de TCC como un arte marcial, el esfuerzo está siempre presente y un «fallo», como mínimo, implica la posibilidad de recibir un cierto grado de dolor y como máximo, cosas mucho más graves.

Desde luego, con una concepción tan extrema, es evidente que la idea de «distraerse» no hay por donde cogerla. Sin embargo, y sin entrar en niveles tan extremos, la práctica del TCC, implica un   esfuerzo de atención extremo, siempre y cuando claro está, pretendamos obtener resultados reales y no una mera distracción y «logros», de naturaleza indemostrable y muy posiblemente relacionados con una imaginación fuertemente influenciada por un profundo deseo de disfrutar de un esoterismo y/o sensación de «espiritualidad», muy alejados en naturaleza y por supuesto calidad de los que si puede proporcionar una práctica comprometida, sin que el esfuerzo ocupe lugar alguno en el juego.

Para alcanzar logros reales y tangibles, el TCC exige un estado de atención en los mínimos detalles y sensaciones, acompañado en todo momento por la mayor relajación. Y esfuerzo, mucho esfuerzo, lo que implica un trabajo físico intenso y un esfuerzo mental al mismo nivel para mantener la atención permanentemente en lo que hacemos y sucede.

¿Ayuda la música en algo para todo ésto?.  La música, como cualquier otro sonido, no deja de ser un estímulo. Un estímulo que en mayor o menor medida, capta nuestra atención como lo hacen todos los estímulos del medio ambiente que nos rodea y que nos distraen  de aquellos que nos interesan en la práctica, esto es, los de naturaleza propioceptiva, que son los que nos llevan a una percepción superior de la naturaleza de nuestro movimiento y a través de la misma a un nivel superior de control y entendimiento del mismo.

Por decirlo de un modo sencillo, si nos distrae, la música es un impedimento más. Deberíamos llegar a ser «inmunes» al sonido ambiental, lo que de entrada no es sencillo. Es evidente que ésto resulta más sencillo con un sonido ambiental agradable que con uno estridente, pero el objetivo no es «disfrutar» del sonido ambiental, simplemente se trata de no ser afectado negativamente por el mismo. Y la distracción, es uno de esos efectos negativos.  Añadir «sonido ambiente», de forma intencionada, no es precisamente facilitar las cosas. Más bien parece ser un modo de evitar el hacer el esfuerzo de introspección en las sensaciones que produce la práctica, sustituyéndolo por una indolente y plácida distracción, lo que en si mismo no tiene nada de malo, siempre que claro está, ni nos interese en realidad la práctica del TCC y mucho menos sus logros, acompañados de su correspondiente dosis de esfuerzo.

En el mejor de los casos, la música nos será «indiferente», no nos distraerá y por lo tanto, puede ser catalogada de «innecesaria».

¿No existe ninguna circunstancia en la que la música y el TCC estén relacionados y supongan una ayuda?. En el ámbito «tradicional», sólo se me ocurre una, las demostraciones públicas. Del mismo modo que en las películas de cine, la banda sonora es un elemento vital para que el púbico «se ambiente», en una demostración sucede algo parecido. Pero entendamos que la música resulta «importante» para el espectador, no para el «protagonista». Tradicionalmente, cuando las escuelas de artes marciales  realizan demostraciones públicas, es normal que las ejecuten acompañadas de música, en  la mayoría de las ocasiones, en directo, como sucede en la «Danza del León». Pero no perdamos la perspectiva, demostraciones públicas y  entrenamiento  personal no son lo mismo.

La otra cuestión que suele presentarse es la del «Kimono de Taichí»… Si, me refiero a esos pijamas de seda o raso, de vivos colores que acostumbran a utilizarse para la practica del TCC.

Lo cierto es que esos «pijamas» son la vestimenta habitual de mucha gente en China y en especial de los mayores. No constituyen la «vestimenta oficial» del TCC, simplemente son la ropa del «día a día» para mucha gente.

Respecto al «colorido», no deja de ser otra vez, una concesión al espectáculo. Aunque si hay algo de «tradicional» en el uso de vestimentas coloridas. Antiguamente los vigilantes de caravanas, profesión a la medida para muchos reputados artistas marciales de China en el pasado, vestían de modo llamativo y se acompañaban de insignias y banderas que prevenían a los posibles bandidos de que quien cuidaba de la caravana era alguien que no se escondería y que no rehuiría el enfrentamiento. Aunque no creo que este sea el sentido actual del uso de prendas coloridas y de corte «chino» hoy en día por parte de la mayoría de practicantes.

Los practicantes en China, suelen entrenar con «ropa de calle», lo que en muchos casos implica el uso de trajes «chinos», aunque evidentemente en colores más sobrios (azul, beige, negro, gris, etc) y alejados del colorido, por no hablar de tejidos como seda, raso etc. Sin embargo, es posible que el «traje de fiesta» si presente una mayor calidad en los tejidos y un mayor colorido. Pero claro, uno no usa la ropa de fiesta para el día a día y menos para entrenar. Como mucho, en fiestas, celebraciones y demostraciones públicas o competiciones.

Un  chandal o en general ropa cómoda , es lo único que necesitamos para practicar TCC, con un calzado de suela plana, tipo zapatillas de tenis o baloncesto. Aunque esto no deja de ser más que lo cómodo y funcional. En realidad el TCC puede ser practicado con cualquier tipo de ropa que no impida un mínimo de movilidad, incluso vistosos «pijamas de seda» pueden ser utilizados, aunque no por ello son ni imprescindibles, ni estrictamente necesarios. Personalmente, entreno con frecuencia con ropa de calle, lo que puede incluir calzado tan variado como zapatillas de deporte, zapatos, botas e incluso en alguna ocasión, botas de montaña o de agua. Y respecto a la ropa, desde un chándal, vaqueros, bermudas o pantalón de traje y camisa (la americana y la corbata, se quedan en respaldo de una silla). Aunque no soy el único ni el primero. El Gran Maestro Ma Yueh Liang, cabeza del estilo Wu, solía entrenar con traje, camisa, zapatos corbata y chaleco, dejando a un lado su sombrero, bastón y americana. Sólo en sus últimos tiempos, ya jubilado, se le veía con más frecuencia utilizando «ropa de calle».

Finalizaré esta entrada con  una anécdota personal con el maestro Liu sobre la música y con un refrán español sobre la vestimenta.

Un día, hace ya muchos años, yo también le pregunté al maestro Liu si no se podía entrenar con música. Me contestó que era indiferente, pero que su padre nunca lo hacía. Y luego me dijo con un guiño jocoso:

«Mi padre no podía permitirse pagar una orquesta cada día solo para que le amenizase su entrenamiento».

«Aunque la mona se vista de seda, mona se queda».

5 Respuestas

  1. Samsara

    Hola de nuevo, auténtico y verdadero, se puede decir más alto pero no más claro, en mi clase pasa igual…ya me duele la boca de decir que sin música, aunque alguna vez tenemos que enseñar para un evento. En cuanto al ropaje, estoy deacuerdo , que sea cómodo es suficiente….pero no soy delicada si vienen uniformados que como bien dices es una vestimenta habitual en china, es más yo noto que cuando vienen unformados como que se lo creen más y ponen más atención, asi pues que vengan como quiera, lo que si me mata es que le llamen kimono.. Gracias

  2. Adolfo Ibáñez

    Totalmente de acuerdo solo un pero, ganar en una lucha marcial puede ser el objetivo pero para conseguirlo depende de las muchas circunstancias que se pueden dar en un combate o pelea.
    Lo que sí es cierto es que al practicante de artes marciales le da la oportunidad de elegir al tiempo que conserva su dignidad.

  3. Luis Leis Novoa

    Hola llevo impartiendo clases de TAichi desde hace años y en mi opinion la música si que ayuda a mis alumnos a centrarse en la actividad que estan realizando, al igual que llevar puesto el traje tradicional chino también les ayuda.
    El Taichi es cierto que es un arte marcial interno pero sus practicantes deben estar abiertos al exterior por ello deben estar atentos a su actividad y al mismo tiempo percibir todo lo que les rodea ya sean sonidos naturales o música apropiada.
    Por supuesto respeto la opinión dada pero en mi humilde experiencia de años de práctica tanto la música como la vestimenta ayudan a mejorar mi Taichi.

    • antonioleyva

      ¿Es necesaria la música?. ¿que aporta?. Desde luego puestos a elegir entre el ruido de un taladro neumático o música,me quedo con la segunda. Y entre música o sonidos normales de un parque (niños jugando incluido), me quedo con lo último. Pero en lo que se refiere a la práctica, lo mejor es que nada te incordie, ni ruido, ni músicas. Algo que depende más de a actitud personal que de el sonido en si mismo.

      Sobre la ropa…, ¿hacen mejor las cosas por llevar un disfraz?. Una cosa es que utilices una ropa adecuada para la actividad que realizas y otra muy distinta que se precise un «uniforme chino». Por ejemplo, si que creo que una cierta uniformidad puede ayudar a los alumnos a tomarse las cosas en serio (aunque yo no uso uniformes de ninguna clase), pero el disfraz de chino, creo que es una necesidad un tanto infantil.

      Por último quisiera hacer una pregunta, ¿a que ayuda la música y ropa china a tus alumnos?. ¿que prácticas son las que mejoran con esos elementos?. ¿Se incluye en trabajo de forma, Chipenkung (trabajos de base), Tuishou, aplicaciones, qigong en el entrenamiento o se limita a la repetición de formas. Porque evidentemente si nos tomamos el TCC como una coreografía sin utilidad práctica más allá del gusto por baílar, entonces claro que música y «atrezzo» son importantes.

      Por cierto, ¿que entendemos por «música apropiada»?. ¿Y por «música inapropiada»?.

      • Luis Leis Novoa

        En respuesta a tu comentario te diré que no estoy aqui para discutir temas banales como si usar el traje tradicional chino para practicar Taichi es ridiculo o no o si la música distrae a tus alumnos, en mi caso te diré sin ánimo de ofender que algo estas haciendo mal para preocuparte tanto de que tu gente se distraiga tan fácilmente sólo por oir música o por llevar este u otro atuendo, yo llevo muchos años practicando tanto en

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