Hay una frase que me repatea y no puedo soportar, cuando alguien me dice que «ya se sabe el trabajo de base». ¡Pues claro que te lo sabes!, es lo primero que debes aprender, además de ser en general cosas muy simples de recordar.
Pero es que el trabajo de base no hay que aprenderlo y memorizarlo sin más. No, el trabajo de base hay que «dominarlo» de forma que no se diga que «sabes bien la base» sino que que «posees una base envidiable». Y además, mantenerlo «fresco y al día».
En TCC el trabajo de base es amplio, hay muchas cosas fundamentales que dominar.
En primer lugar, está el cuerpo. El cuerpo debe de ser entrenado y puesto en forma. Sin un cuerpo de acompañe, el TCC, como cualquier otra disciplina de movimiento, lo tiene difícil para funcionar. ¡Por supuesto que los viejos maestros pueden estar ya achacosos y seguir demostrando una técnica portentosa!. Pero no la adquirieron con un cuerpo decrépito, sino mediante un duro entrenamiento. Y en sus últimos días, viven de las rentas que su entrenamiento juvenil y adulto les proporcionaron.
Este entrenamiento del cuerpo pasa por cualidades básicas como elasticidad, resistencia, velocidad, explosividad, reflejos, fuerza, ¡si fuerza!. Que no la utilicemos del mismo modo que la mayoría de sistemas no significa que no la tengamos.
Para entrenarlas, cada escuela tiene su propio sistema de ejercicios o prácticas. Son algo ineludible, a practicar de por vida y que ha de llevarse un porcentaje muy significativo de nuestro tiempo de entrenamiento.
Rara es la escuela que no practica «Zhang Zhuang» o «posturas estáticas», pero ¿cuanto tiempo al día se les dedica?. Por mi parte considero que constituyen el entrenamiento más importante a la hora de afianzar esas cualidades físicas que precisa la práctica correcta. Y aunque su práctica es gratificante, también es cierto que ni resulta «excitante» ni «divertida» y sobre todo, no es nada espectacular ni permite «lucirse». No implica conocimientos evidentes nuevos, sin embargo, su práctica es lo que te da «nuevos niveles de habilidad cada día».
Muchas escuelas tienen además series de ejercicios destinados a desarrollar habilidades específicas. Como ejemplo conocido, están los ejercicios de «enrollar seda» (Chanse kung) típicos en el estilo Chen. Desde luego, no se trata de mover brazos o manos en círculos o espirales. Eso es lo que se puede ver a través de una observación muy superficial. En realidad el movimiento continuo, en el que se integra todo el cuerpo, es la característica del ejercicio y adelantamos que lograrlo en un grado «aceptable» no es algo ni fácil ni desde luego inmediato. Además, tampoco es posible realizarlos de forma perfecta, por la simple razón de que siempre se pueden realizar de un modo más eficiente, correcto y avanzado. Por lo tanto, su práctica se prolonga desde el primer hasta el último día de entrenamiento.
Muchos practicantes (y me cuento ente ellos) dedican un tiempo considerable a la práctica de ejercicios de qigong (chikung). ¿Sirven para algo?. Evidentemente puesto que los practico, mi opinión es afirmativa, pero también he de admitir que para lograr sus beneficios, la práctica ha de ser intensa y sobre todo, hay que implicarse de modo casi obsesivo en la introspección y la corrección técnica por igual.
No se trata de unos movimientos milagrosos realizados sin esfuerzo que proporcionan maravillosos resultados. La práctica «descuidada» de hecho, no proporciona más que pérdida de tiempo. Por contra la integración y coordinación de movimiento, respiración, atención e intención en cada momento, es lo que da sentido al ejercicio. Y aunque en algunas modalidades (que no todas), se exige una relajación física y emocional muy intensas, eso no es ni por asomo lo mismo que «no hacer nada».
No quiero distraerme de mi objetivo principal. El realizar un ejercicio es el método para conseguir unos logros. No se trata de si se realizar o no una determinada serie, sino de si POSEO los logros que se le atribuyen. Y para ello, se necesita conocer el ejercicio, practicarlo de forma sincera, metódica y continua y sobre todo, de entenderlo y extraer sus beneficios para llevarlos al día a día. Entonces realmente puede decir que «conoces un determinado ejercicio de Qigong», antes de eso, te sabes unos movimientos sin sentido.
Luego están las formas. Las formas son como un índice de una enciclopedia, en ellas se recoge «todo» lo que integra un estilo, pero al igual que en un índice, sólo se recoge el título o entrada. Todo lo demás, hay que trabajarlo de forma personal y concreta. Además un determinado movimiento, puede recoger muchos elementos en su interior. Puede recoger un terminado movimiento de ataque y defensa, que a su vez, responde a situaciones técnicas diferentes de golpeo, agarres-luxaciones y controles y proyecciones. Y también extiende el conocimiento a las diferentes formas de contrarrestar dichos movimientos y técnicas. Sólo con ésto, ya podemos entender que el estudio de un movimiento de una forma es virtualmente infinito.
Pero es que además, ese mismo movimiento, puede recoger toda una categoría de pasos o una idea estratégica que puede ser aplicada a cualquier otro movimiento, o…. Nuevamente estamos ante el germen de un desarrollo exponencial de conocimientos.
Además, las formas recogen modalidades de movimiento y uso del cuerpo y la fuerza, que hemos entrenado en los ejercicios. Sencillamente, son tan complejos, o sutiles o simplemente importantes, que merecen una consideración y tiempo de entrenamiento propios para practicarlos y llegar a dominarlos en la medida que su importancia aconseja.
Luego está el trabajo de empuje de manos. Mi última definición es que el empuje de manos (Tuishou) es el «lubricante» que permite que las técnicas se ejecuten con la fluidez, relajación y coordinación con el movimiento del rival, que les definen como «Tai Chi Chuan» y no como «desordenado forcejeo».
El Tuishou se compone de patrones definidos a pie fijo y con pasos y de entrenamiento libre.
Si no conoces patrones, es posible que dejes fuera algunas reacciones y respuestas «correctas» para ciertas situaciones. Si no entrenas libre, es seguro que las habilidades del tuishou serán difícilmente extrapolables al resto de prácticas. Una vez más no se trata de cuanto sabes sino de que habilidades tienes.
Con todo ésto en mente, se entenderá que el oír «eso ya me lo sé», me resulte tan absurdo como irritante. Tras más de 20 años de práctica, no hay día que no descubra «algo», una implicación que no había contemplado, una nueva aplicación…, en todo eso que yo «ya me sé desde hace muchos años». Y si eso me pasa a mi, le pasaba a mi maestro con más de 60 años de práctica a cuestas y le pasa a todos los practicantes serios que conozco, se entenderá mi sonrisa irónica cundo le escucho a un principiante (o no) decir que y ha superado algo porque «ya se lo sabe».
bushidojo
cuánta razón. y totalmente extrapolable a cualquier arte marcial serio que se precie. permiso para postearlo en mi blog con algún paréntesis con conexiones a nuestro arte?
antonioleyva
Todo tuyo 😉
Samsara
Pues Yang Cheng Fu, no se le ve muy bien de físico, sin embargo todos aprendemos de él no?
antonioleyva
No hay que confundir «estética» con «nivel». De Yang Chenfu aprendemos todos porque era un genio. Pero además, era un tipo con un «poder» absolutamente fuera de lo normal. Y de eso va el artículo. Hay que preguntarse como entrenaba.
Por otro lado, «no se le ve muy bien de físico» es una cosa y en este caso, no significa «no gozaba de unas habilidades físicas excepcionales».
Juanlu
Gracias, Antonio!
Yo diría que no es «saber», sino «ser», transformarte en el sentido de acondicionar, por el ejercicio/método, en oposición a sólo «hacerlo».
A ver si me respondes a los mensajes privados que te mando.
Un abrazo.
fernando
me siento bastante identificado con muchas de las reflexiones aqui expuestas, son principios aplicables a casi cualquier actividad humana…más que cualquier otro arte, el TCC, al menos en mi opinion, transforma mi cuerpo y mi mente en una especie de «laboratorio-banco de trabajo», nada en el se nos entrega «masticado» y requiere una interiorizacion tan grande que he llegado a la conclusion que una sola existencia no es suficiente para desarrollarlo…por otro lado, la sensacion de siempre poder extraer constantemente conocimiento me resulta muy estimulante, mantiene fresco el «romance» con este maravilloso arte
JOSÉ A. PARADA
MUCHA RAZÓN EN EL ARTÍCULO QUE PUBLICADO. YA SE SABE QUE EL TRABAJO DE BASE ES DURO Y POCO BRILLANTE, PERO ES PRECISAMENTE ESE ÁRDUO TRABAJO EL QUE LE DA EL BRILLO Y LA PERFECCIÓN AL ARTE, EN ESE SENTIDO ES COMO LA PLATA O EL METAL QUE DEBE SER FROTADO DE MANERA REGULAR PARA QUE MENTENGA SU BRILLO, EN OTRAS PALABRAS «DAR CERA, PULIR CERA…» UN ABRAZO.
efe
Cuando dices que aún después de 20 años sigues descubriendo sensaciones nuevas al realizar un ejercicio ¿no tendrá que ver más con los cambios de tu cuerpo y mente que con el hecho de que descubras algo nuevo del ejercicio que antes no hubieses apreciado?
Un saludo.
antonioleyva
Evidentemente, las dos cosas. Es evidente que lo que descubro «ya estaba allí» y yo no lo había visto. Y también que si un día lo descubro es porque yo he «cambiado» desde al menos un instante antes de darme cuenta. No obstante, mis «descubrimientos» raramente son absolutamente «inéditos», sino que por lo general se apoyan en otros anteriores y es el entrenamiento y la reflexión constantes los que me permiten «darme cuenta de lo que ya estaba ahí».
efe
Y así como tú después de los años sigues descubriendo cosas que “ya estaban ahí” tal vez “dominarlo” sea el descubrimiento que tengan que hacer los principiantes para dejar de serlo. Creo que no debería molestarte tanto que alguien diga “ya me lo sé” pues te está dando mucha información sobre él, ahora sabes, que no ha pasado de principiante.
Elsa
Muy bueno y muy cierto tu artículo Antonio, seguiremos adelante siempre con una práctica que no tiene techo!
Samsara
Si, pero usted mismo dice que hay que tener buen físico, a mi la «estetica» es algo superficial, quiero entender, con su comentario que los que nos pasamos una chispa de peso somos unos genios (evidente yo no estoy tan redondita con Yang Chen Fu) de hecho soy practicante de tradicional y me resulta más cómoda que el moderno donde me paso las horas haciendo formas con las piernas flexionadas y cada día con menos esfuerzo, ya que en el tradicional invita por sus pasos a flexionar menos.
AntonioLeyva
Donde dije «Buen físico» se debe entender «buen estado físico». Evidentemente cada uno tiene un límite por genética, pero quedarse escandalosamente lejos de ese límite por pereza o desidia, no es muy «tradicional».
Y hay que entender que «buen estado físico», también se refiere a una condición física general y otra «específica» para la práctica del TCC, lo que implica piernas fuertes y resistentes, pero también una alta capacidad de «escucha» y de adaptabilidad al movimiento del rival… Todo eso es también «condición física» y se adquiere con el trabajo de base.
Luego, no entiendo muy bien eso de que la práctica tradicional invita a flexionar menos…, debemos trabajar métodos tradicionales diferentes.
La idea en el TCC que yo practico y/o he practicado (esencialmente estilo Yang pero también Chen) es empezar en posturas «medias», bajando más y más progresivamente según mejora la condición física. Luego, volver a posturas más y más altas para trabajar la ligereza y la agilidad, pero sin por ello perder el hundimiento, enraizamiento y fortaleza de las posturas bajas. Pero todo ello sin abandonar nunca el trabajo en posturas bajas.
En moderno, puede verse gente entrenando en posturas bajas, pero por lo general, no es habitual y desde luego, «posturas bajas», sólo las he visto entrenar en estilos tradicionales (cosas como «entrenar bajo la mesa», que eran una típica prueba en el estilo de la familia Yang).
fernando veira
Yo practique varios estilos,Yang y Chen y al final me quedé con los estilos de Wudang, que son donde tiene su raiz mi escuela…y tambien practicamos a varias alturas.
Coincido plenamente contigo Antonio, que cada altura (refiriendome siempre a las posturas) tiene su objetivo. Nadie en una situacion real y en su sano juicio utilizaria una postura baja (limitaria su capacidad de reaccion ademas de hacer un gasto inutil de energia), pero por otro lado, desaprovechar la oportunidad de exigir a nuestro cuerpo durante la practica adoptando solo posturas altas, me parece desperdiciar una gran portunidad. Confieso que yo ya no bajo como cuando tenia 20 años, en compensacion soy mas solido que cuando tenia 20 años.
Acostumbrado a darme caña, tuve que entender que parte de la sabiduria es aceptar y «escuchar» nuestro propio cuerpo, las energías se van retirando al interior, cada vez nos volvemos más ecónomos, orgánicamente hablando, es un proceso irreversible. Pero dentro de cada etapa puede extraérsele su intensidad y su enseñanza, en lo alto, bajo o intermedio.
Pero ojo, tambien veo una nueva corriente donde todo es la postura, cuanto mas exigente mejor, llegando en ciertos casos al contorsionismo y eso, para mi punto de vista, esta relacionado con un efecto mediatico-visual, donde las exhibiciones de TCC y otras artes internas, cada vez se ponen más «espectaculares». Y tras una pequeña y humlde observacion, tras la parafernalia artistica puede q se eche en falta cierta solidez…
Espero no molestar a nadie, pero eso me parece que se vuelve cada vez mas «externo» y es como si al concepto de «artista marcial» se fuese sustituyendo por el de «atleta marcial», cosa que no comparto para nada.
antonioleyva
A mi me pasa lo mismo con lo de «bajar», ya no bajo «tanto». En su lugar, bajo mucho «mejor». Y desde luego , no se trata de hacer contorsionismo, la idea de trabajar «bajo» es ponerse un handicap de movilidad y elasticidad y así mejorarlas, ponerse otro de fuerza y resistencia y pese a todo ello, practicar con corrección. Y luego, en la práctica, el ser capaz de hacer ciertas cosas te permite salir de situaciones que de otro modo, serían muy comprometidas.
fernando veira
no puedo estar mas de acuerdo contigo, Antonio, un placer dialogar asi!
mayant29
Reblogueó esto en Mayant.
No es “saber” sino “tener” – Antonio Leyva. | Mayant
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