Invertir en pérdidas. El I+D del TCC

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El maestro Zheng Manqing (Chen Man Ching) insistía mucho en el concepto de «invertir en pérdidas«, animando a sus alumnos a no ganar a cualquier precio y perder con gusto antes que utilizar recursos ajenos a los que se utilizan en TCC.

Esta idea de invertir en pérdidas, me temo que se entiende muy mal.

Por un lado está el instinto de supervivencia que nos hace reacios a aceptar de buen grado la idea de derrota. Y para ser sinceros, si hablamos de un enfrentamiento real, lo de «invertir en perdidas» es una idiotez. En un enfrentamiento uno ha de intentar lo primero resultar indemne y justo detrás, no perder, al precio que sea, si es necesario contraviniendo los principios de sistema, pues los contravenimos. Entiéndase que hablamos de una situación real en la que nuestra integridad física está seriamente amenazada.

Por otro lado, en el entendimiento de «invertir en pérdidas», se da con frecuencia una nefasta influencia ya sea del concepto cristiano de «ofrecer la otra mejilla» y «los justos serán recompensados en la otra vida«, o del concepto budista de «Karma«.

Demasiados piensan que uno «se deja ganar», «no se resiste a la derrota» y de un modo místico, esotérico y sobre natural, se produce una manifestación de «justicia cósmica» y somos recompensados con la victoria, en respuesta a nuestra actitud resignada y no violenta.

Lamento tener que indicar a los «creyentes» que este salto esotérico es una necedad y «así» no se va a dar. No hay «recompensas divinas» en función de nuestra ciega adhesión a ideologías morales, que por otro lado poco o nada tiene que ver con el TCC.

Sin embargo, hay una serie de elementos físicos, reales y mundanos, ajenos a influencias celestiales, que si hacen uso del concepto de «invertir en pérdidas» y que de hecho son en el TCC la base estratégica de aprendizaje primero y de respuesta después, en una confrontación física.

Se suele decir que «no hay secretos» en el aprendizaje de un arte marcial, más allá de «entrenar mucho». Bueno, si le añadimos «entrenar bien, siguiendo correctamente ciertos principios», estaremos mucho más cerca de la verdad.

Si que hay «secretos», aunque la mayoría de ellos es nuestra propia necedad quien nos impide descubrirlos. «Invertir en perdidas» es uno de ellos y la mayor dificultad que tenemos es entender que en TCC, SI debemos invertir en pérdidas para aprender a ganar primero y para GANAR en general. Y lo segundo que hay que entender es que no hay nada de espiritual, ético, divino o sobre natural en ello. Simplemente es UNA TÉCNICA  de aprendizaje y una estrategia de combate.

Entremos en materia práctica. Nuestro rival nos empuja (usaremos un ejemplo muy simple y de fácil repetición) en el pecho con sus manos. Pretende evidentemente desplazarnos y seguramente hacernos caer. Para ello nos empuja, nos mueve y simultáneamente, aunque no es objeto de su atención ni intención, él TAMBIÉN se mueve.

La primera respuesta que de forma innata todos usamos es resistirnos a su empuje, a su intención de movernos. Es mejor que permitir que logre su objetivo, que simplificando es hacernos daño, pero no es el modo más inteligente de conseguirlo.

Analicemos en fenómeno desde un punto de vista «no dual». Frente a «TÚ me empujas YO intento impedirlo«, adopto otra actitud de «Tú te mueves y Yo dejo que NOS muevas«. Aquí la primera clave.

No impedimos que el rival nos mueva, pero si que nos unimos a su movimiento, de forma que pasamos de ser dos cuerpos que se oponen, a dos cuerpos en el que uno de ellos aporta la energía cinética necesaria para generar el movimiento de ambos.

Además, esta falta de oposición, genera con facilidad el que el rival se encuentre con que su cuerpo no ha recibido la esperada resistencia y por lo tanto se mueve de un modo que no responde totalmente a lo esperado.

Sólo ésto, ya genera una serie importante de oportunidades de respuesta. Además, no habremos invertido una significativa parte de nuestros recursos en anular los del rival.

Segunda clave, no impedimos su movimiento, pero si su objetivo. Al permitir que el rival nos empuje, debemos tener una actitud que diga algo así como «¿quieres avanzar en mi dirección?, pues pasa, pero sin que yo caiga«. Es decir, no le impedimos avanzar, no le impedimos que nos mueva, pero si evitamos que nos desequilibre. Para ello dejamos que nos desplace, pero trasformando por ejemplo traslaciones en giros, de modo que nuestro equilibrio y posición en el espacio no sea perjudicial para nosotros, pero si permitiendo que su energía cinética se invierta en movernos de un modo inocuo para nosotros. Es evidente que ésto no es fácil de hacer, pero la primera condición para lograrlo es tener una actitud poco beligerante con el movimiento y la fuerza del rival, ciñendo esta beligerancia a no permitir que dicha fuerza nos haga daño, pero si favoreciendo que nos mueva  A AMBOS.

Esta es la clave del «Hua Jing» o la habilidad de «neutralizar«.

Visto así, «invertir en perdidas» consiste en no esforzarse en impedir el movimiento del rival, sino muy al contrario, favorecerlo, con la salvedad de que mientras que el movimiento de su cuerpo en principio no será alterado por nuestra fuerza, el que la suya imprima al nuestro, si será modulado para hacerlo inocuo.

Es la actitud no beligerante lo más difícil de conseguir y en lo que debemos invertir considerable tiempo y esfuerzo para llegue a ser nuestra respuesta primaria y refleja ante cualquier fuerza que nos sea aplicada, ya venga en forma de empuje, intento de proyección, luxación, golpe… Aunque más que «invertir en pérdidas» tal vez el nombre correcto hubiera sido «invertir en la aceptación y la no beligerancia«. Sin embargo queda otro aspecto, altamente «secreto» porque depende de que el practicante acepte este primer aspecto de no beligerancia para poder ser utilizado y que justifica plenamente el nombre de «invertir en pérdidas«.

Volvamos a nuestro ejemplo del empujón. El compañero (ahora hablaremos del aprendizaje) nos empuja y debemos contrarrestar su técnica, partiendo de la no resistencia. Salvo por pura suerte, lo que va a suceder es que al no resistirnos, seremos duramente empujados.

Si caemos en la auto-trampa que nuestro ego nos tiene preparado, nos resistiremos en la siguiente ocasión y unido a esta resistencia, utilizaremos nuestra habilidad para intentar  generar una contra a su empuje. Y lo malo es que además, progresaremos bastante y lo lograremos en una más que razonable medida. ¿Malo?. Si, «malo» porque ésto nos cierra la puerta a conseguir un tipo de repuesta aun mucho más eficiente, que eso si, parte de la cesión y la actitud no beligerante frente a la fuerza del rival. Sin esa actitud, simplemente, no hay materia prima para  poder realizarla.

I+D

En una empresa, el dinero está en el departamento de contabilidad, pero desde luego, no es allí donde se genera, aunque sean ellos los que lo tienen y a quien se les pide cuando hace falta hacer frente a un gasto.

El departamento de ventas es el responsable de que el dinero llegue a la empresa, pero tampoco es en ese departamento donde se general la riqueza.

En producción se genera el producto y aunque es un departamento que «gasta», evidentemente es el que «produce».

No obstante hay otro departamento, que sólo genera «gastos» y es el de I+D. Ellos no producen, solo «piensan» y realizan caros prototipos que además, no son aptos para la venta directa. Y sin embargo son sus ideas y proyectos los que dan trabajo a producción, a ventas y finamente al departamento contable.

I+D no es rentable de forma inmediata, es una inversión que solo a medio y largo plazo devuelve (o no) la inversión los correspondientes intereses.

«Invertir en pérdidas» es exactamente lo mismo. No es algo que puedas usar o que de rendimiento inmediato, pero es la base de de una gran riqueza técnica y de un profundo entendimiento del sistema.

Volvamos al punto en que nos han empujado y hemos sido desplazados de un modo «incómodo y no deseado» hasta un punto del espacio en que que no deseamos estar.

Una vez que ya me han desequilibrado y he empezado a volar, es cuando debo de ser inteligente y «estudiar» que ha hecho mi cuerpo en esas fases iniciales de su empuje. Por lo general, mi torso se inclina hacia detrás, arrastrando a mi cadera y salvo contadas excepciones, a una de nuestras piernas, que dependiendo de la intensidad, será seguida o no por la otra.

Ésto es «invertir en pérdidas». Dejaremos que el compañero nos empuje muchas veces, pero nos centraremos en que está pasando en NUESTRO  cuerpo mientras somos empujados. El primer paso sería no permitir que nuestro torso se inclinase. Para ello hay que mantenerse derecho y permitir que su empuje nos mueva «en bloque» (con amplias matizaciones que son precisamente el objetivo del estudio), sin por ello resistirse. Eso genera que es ahora nuestra cadera y no nuestro torso quien recibe el grueso del impulso. Y aunque seguiremos siendo desplazados, ahora nuestro equilibrio ya no será tan afectado, pues al ser aplicado de forma final el empuje del rival, sin importar donde nos toque, cerca de nuestro centro de gravedad, el equilibrio se conserva con más facilidad.

Bien, nos empujan en el pecho, no nos ponemos rígidos y el esfuerzo se traslada  la cadera. Ahora lo usual es que una de nuestras piernas se ve arrastrada por la cadera. Podremos utilizar esa energía cinética aplicada para dar un paso en el que nuestro único esfuerzo es controlar donde y como queremos que caiga el pie. O incluso antes, sin dejar que se llegue a mover el pie, permitir que el empuje nos gire la cadera, cintura, torso…

Es el estudio del como perdemos, el que nos indica por donde la fuerza del rival puede y debe ser anulada. Si su empuje me lanza por los aires y mi pie derecho fue el primero en despegarse del suelo, debería haber cedido en mi cadera derecha, permitiendo que el empuje del rival la mueva (no anticipándome sino adhiriéndome a su empuje) o dejando que ese empuje me inicie el paso correspondiente con el pie derecho.

En definitiva, recibo un montón de empujes y permito que me «ganen» porque es en el estudio de la correspondiente derrota donde puedo encontrar la respuesta más económica y demoledora de la técnica del rival. Por el mismo sitio que «entra» su técnica, el rival abre una puerta a nuestra contra, pero si nos enfrentamos a la misma, esa puerta como tal, no llega a abrirse.

Sobre las «puertas», cada vez que atacamos, nos descubrimos. E incluso aunque no ataquemos y estemos en guardia, siempre hay «puertas» por las que el rival puede atacar. Uno intenta mantener «cerradas» las que el rival quiere utilizar a su favor y deja «abiertas» aquellas que cree no son vulnerables en un determinado momento, porque no es posible cerrar todas simultáneamente.

Pero hay algo que yo al menos no he conseguido y es cerrar la puerta que implica mi ataque. Cuando atacas, creas una «puerta», en un sentido más amplio que el simple «hueco por donde te pueden pegar» y que permanece abierta hasta que terminas tu técnica o el rival te cierra al tratar de impedir tu ataque.

«Invertir en pérdidas» te enseña a estudiar el como anular la técnica del rival, a como dejarle abierta esa «puerta» que corresponde a su ataque durante más tiempo y a como utilizarla. Y al no «resistirte», la «puerta» asociada a tal resistencia, que tu rival espera y conoce, no la «abres».

Pasa algo muy curioso. Al poco de empezar a actuar «invirtiendo en pérdidas», ya no pierdes (no tanto como si te resistes y desde luego mucho menos que al iniciarse en el método). Por el contrario y sin casi esfuerzo, es el rival el que va cayendo en su propia trampa. En muchas ocasiones parece que el rival colabora para perder y en cierto modo nuestra falta de resistencia activa a su movimiento, hace que eso sea lo que sucede. Y da la impresión de que sin fuera, sin esfuerzo, sin intención y sin beligerancia, tú ganas y él pierde.

Es evidente que «la justicia del universo» no te defiende. Eres tú con tu técnica y estrategia lo que explica la victoria o la derrota, pero admito que la aparente «desgana» con la que se enfrenta uno a la técnica del rival, puede dar esa impresión, no sólo a quien lo ve, sino a los los rivales y al propio practicante.

Yo siempre animo a mis alumnos a que ante una técnica del rival que en un momento dado les supere, sin importar si era una buena o mala técnica, pierdan «a gusto» y estudien el proceso de pérdida, que «inviertan en ello» y le encuentren la salida. De ese modo la técnica «pobre» del rival la reconocemos y aprendemos a tratarla con mayor facilidad y por contra, ante una técnica de superior calidad, por un lado y mediante el ingenioso método de perder contra ella muchas veces, se la «robamos» al rival que ya sea de buen grado o sin darse cuenta «nos la enseña» y por otro, gracias al mecanismo de «invertir en pérdidas», aprendemos a neutralizarla. Doble ganancia por una misma «inversión».

Al igual que el I+D es una actitud empresarial que a corto plazo implica inversión y que sólo da beneficios a medio o largo plazo, despreciada por los amigos del «pelotazo», pero por contra, el foco de las grandes y más pujantes empresas, «invertir en pérdidas» es una actitud de practicantes inteligentes que saben sacrificar el ego y sus puntuales victorias de hoy en aras de las victorias y el progreso de larga duración y permanencia, del constante desarrollo para mañana.

7 Respuestas

  1. Fernando Veira

    Como siempre, un artículo maduro, como cabe esperar de un artista marcial maduro ( ¿o debería decir «madurito»? 🙂 )
    Cuántas veces se ve gente lesionarse en encuentros o simples entrenamientos por no saber inventir en pérdidas…y algunas me ha tocado a mí recurrir al hielo y la pomada del tigre, jeje.
    Muy bien tratado el tema del rechazo instintivo a perder y nuestra natural tendencia a sonreir por dentro cuando «vencemos» al compañero.
    Personalmente, si tengo algún mérito reconocible es el de haber conseguido que mis deseos de aprender se antepongan a la falsa sensación de victoria.
    Me recordaste al maestro Byron Zhang cuando dice que en el momento en que el contrario te toca, ya no es un cuerpo, sino un cuerpo solo, una masa formada por dos en la que uno (como tu bien aclaras) es conductor.

    Me encantó el desarrollo donde expones cómo al ser vencido por una buena técnica en realidad le «robas» a tu adversario. No puede decirse de forma más didáctica.

    Cuánto más comprendo nuestro arte, más me doy cuenta de lo lejos que está de ser comprendido por las masas…

    Muchas gracias, Antonio

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