Hay que robar

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No, no, no hablo de ir al super y llevarnos «subvencionadas» nuestras compras.

Hablo de que ciertas habilidades no se pueden enseñar ni aprender, simplemente no son asumibles desde el estudio y la lógica intelectual, sino desde la intuición y la experiencia.

Muchas de las habilidades del TCC (y en realidad de muchas habilidades propias de AAMM), se fundamentan más en sensaciones que en técnicas propiamente dichas. Un maestro que las quiera «pasar» a un alumno, sólo puede aplicárselas al susodicho para que «sienta» lo que las caracteriza y luego propiciar situaciones en las que el alumno se las pueda aplicar a él.

En un arte tan «táctil» como el TCC, lo que se «toca» es mucho más importante que lo que se puede ver, y si tu maestro no se deja «tocar», ciertas cosas hay poquísimas probabilidades de aprenderlas.

Por otro lado, como es difícil expresar lo que el profesor quiere que el alumno aprenda, al «exponerse» al contacto, le puede transmitir, no solo lo que se propone sino otras cosas que éste adquiere por simple ósmosis. Y aquí surge el tema del «robo».

No puedes esperar a que tu maestro te lo explique todo, por la sencilla razón de que mucho de lo que has de aprender son sensaciones que posiblemente no tengan ni tan siquiera un nombre asociado. Sensaciones subjetivas que por medio de la palabra, no se explican y que en caso de hacerlo así, quedan tan vacías de significado como intentar explicarle a un ciego de nacimiento que es el color verde.

En ocasiones, cuando uno aprende una habilidad, esta va acompañada de otras que le acompañan «en lote» y es muy posible que no seas capaz de discernir todos los elementos por separado, pues «siempre van en un conjunto». Cada persona puede comprender una determinada habilidad a través de una «clave» que para él será fundamental y que para otro posiblemente será algo tan trivial  e inmediato que ni siquiera reparará en ello. Esta clave es un matiz o incluso una de esas «habilidades asociadas», que pueden incluso pasar desapercibidas a quien las posee de un modo innato o simplemente, las aprendió con facilidad «porque se le dan bien». Lo que para uno no merece la pena considerar, porque simplemente «es tan fácil que ni repara en ello», para otro puede ser todo un reto y la clave para logar algo aparentemente no relacionado.

Cada persona es diferente y aunque al final, todos hagamos las cosas de un modo parecido y las sensaciones «globales» sean las mismas (dentro de lo complejo y aventurado que es decir si lo que uno siente es lo mismo que sentirá otro), la percepción aislada de lo componentes y de su importancia, si puede ser diametralmente opuesta.

Un buen alumno respeta a su profesor, evidentemente, pero no limita su aprendizaje a los dictados del mismo. Es que además, ese no es el camino tradicional.

El maestro no te «enseña» nada, eres tú quien lo ha de descubrir y aprender. Su papel es darte «pistas» que te encaminen y confirmarte el logro cuando lo has conseguido o redirigirte cuando te desvías.

El método tradicional consiste en que tu maestro te proporciona el entrenamiento básico (Chipen Kung, ese gran olvidado) y te muestra «de pasada» su uso (posiblemente sin indicaciones al respecto). Si «lo pillas», entonces te dará más, si no, esperará a que suceda, cuando el entrenamiento básico dé su fruto. Llegado a ese punto, se «expondrá» a que le toques, a que sientas la técnica que te quiere enseñar y que le puedas «robar» a través del tacto y las sensaciones lo que de palabra no puede ser explicado ni plenamente comprendido.

No todo aprendizaje es lineal. Es como subir por una escalera, pero llegados a cierto punto, resulta que «faltan escalones» y has de encontrar el modo de subir varios de un paso. No existe un método lógico que te permita conseguirlo y precisamente esa es la dificultad.

¿Como puedes entender a nivel intelectual lo que es «peng»?, (fuerza de expansión). No presenta la menor dificultad, pues no es otra cosa que la misma clase de fuerza elástica presente en un resorte.

¿Y como lo puedes poner en práctica con tu cuerpo?. Un entendimiento teórico es una herramienta que te ayudará mucho, pero exclusivamente por la vía «intelectual» no lo conseguirás.

Puede que seas afortunado y lo consigas «sin esfuerzo», que sea algo que puedas hacer de un modo natural, pero aunque así fuera, te quedan muchas otras cosas por aprender y nadie tiene tanta suerte de que todo le salga «de modo natural».

Incluso si así fuera, la falta de comprensión profunda de una determinada habilidad, te puede impedir utilizarla en contextos no experimentados previamente, pues te falta la comprensión y sin ella la adaptación depende en exceso del factor suerte.

Finalmente vemos que la vía «intelectual y teórica», aunque útil no permite salvar ese salto que va del conocimiento a la habilidad. Que tampoco podemos depender del talento natural sin ayudas, sobre todo porque es algo fuera de nuestro control, así que no queda otra que aprenderlo de alguien.

Puesto que el conocimiento intelectual no es la pieza clave e incluso es posible que ya lo tengas, lo que necesitas es conocer las sensaciones de una práctica correcta. Y el mejor modo es que alguien te las haga sentir. El primer modo de hacerlo es ser objetos de la técnicas en cuestión que se fundamentan en el concepto que estudias.

Esto es curioso, pero las sensaciones que se producen cuando eres «víctima» de una determinada fuerza en TCC, son «simétricas» a las que se tienen al ejecutar las mismas. Una vez que tienes la sensación al recibirlas, cuando las ejecutas de forma correcta, identificas de modo univoco las nuevas sensaciones con las las que tuviste desde el otro lado de la técnica. Es algo extraño, pero mi experiencia me confirma que es así para todo el mundo. De tal manera que cuando un alumno «acierta» a realizar una determinada técnica con la intención y modulación del «jing»* adecuada, antes de que le confirmes que lo ha hecho bien, él ya lo sabe.

Esto nos lleva a que no es tan importante el papel del maestro o profesor (que por supuesto es fundamental) en su papel de  transmisor consciente del conocimiento», como en el de «elemento de transmisión de habilidad con contacto». Vamos que más que enseñarte habilidades, tu maestro «te las contagia».

Un experto puede ponerte en contacto con las habilidades que  quiere que aprendas, mediante el contacto y a través de tacto,. Ese es su papel. Pero no puede evitar estar usando simultáneamente otras habilidades que apoyan, complementan o acompañan a la que te muestra, aunque sea de forma involuntaria, inconsciente y/o marginal. Tu labor, ¡robárselas todas!. Las que te enseña «voluntariamente» y aquellas a las que te expone de forma involuntaria y de las que puede incluso que bajo ciertos puntos de vista que para ti sean fundamentales, para el pasen inadvertidas.

Tu profesor puede querer explicarte algo y tú ser «ciego» a dicha cuestión y sin embargo obtener otra que no era la inicialmente prevista y que acto seguido, la que originalmente te enseñaba pase a ser comprendida «de rebote». Eso es algo que a mi me pasa con mucha frecuencia en mi papel de alumno y en ocasiones en el de profesor. Y siempre es bienvenido.

No hay falta de respeto alguna en «robarle habilidades» a tu profesor. Ese es tu deber de alumno, alcanzar toda su habilidad e intentar superarle y el suyo, que tú lo consigas y enorgullecerse por ello.

Por eso, no te conformes con lo que te enseñan y desde luego no te limites en lo que eres capaz de aprender. Hay ocasiones en las que ciertas cosas no se enseñan hasta que otras están consolidadas, simplemente porque el que te las enseña, no sabría como hacerlo sin esa base previa y para evitar que, deslumbrado por lo que viene después, no aprendas lo que te toca ahora, simplemente lo «extirpe» de su enseñanza hasta que sea el momento oportuno. Esto es lógico y por eso se hace. Pero otras veces, el propio profesor no es consciente de que tú necesitas algo en particular, que desde su punto de vista «ni existe», pero que para tu entendimiento, será vital. O se lo  robas o jamás lo aprenderás.

Un ejemplo de esto que describo es como alumnos de un mismo maestro, terminan diciendo cada uno cosas como «para el maestro lo más importante era …», siendo la palabra que falta distinta según de que alumno se trate. Y en realidad, todos tienen razón y ninguno la tiene. La cierto es que o bien su maestro enfatizó el punto fuerte de cada alumno, o por el contrario potenció la corrección y superación de los débiles, o simplemente, cada uno montó su propia estructura de entendimiento a partir de los mismos elementos, casi con plena seguridad todas diferentes entre si, todas igual de válidas y por supuesto diferentes todas de la personal de su maestro.

Todo esto que describo, entra dentro de la sana relación profesor-alumno. En ocasiones el profesor pone una pequeña trampa, omitiendo algo fundamental, para examinar la capacidad del alumno de discernir por cuenta propia que «algo falla» y mediante sus preguntas o comentarios, analizar la profundidad de su entendimiento y su compromiso con el proceso de aprendizaje. Nuevamente esto es algo «positivo» que termina redundando en una mejor e incluso más rápida progresión de alumno que si se le diera «todo hecho».

Pero hay otras veces que el profesor omite enseñanzas, porque las guarda para si, porque no quiere enseñar ni que sus alumnos le alcancen o incluso sobrepasen, o porque directamente, no posee tales conocimientos aunque haga pensar al alumno que si, estableciéndose una relación basada ante todo en el factor económico, en el engaño y donde a confianza mutua no puede florecer en modo alguno.

Con los que saben pero no quieren enseñar (pero si cobrar), se podría aplicar lo de «quien roba a un ladrón, tiene mil años perdón», pero sinceramente, lo mejor que se puede hacer es abandonarles y buscar otro profesor que realmente quiera y pueda serlo.

Con los buenos profesores, el «robo» es una fascinante y productiva y altamente educativa actitud, que además conlleva satisfacción para ambas partes.

*Jing: Expresión física de una habilidad o «poder». Se suele traducir como «expresión de una determinada energía o potencia».

2 Respuestas

  1. Rústico Urbano

    Hay que robar sí, pero hay muchas situaciones distintas a las expuestas …
    Se puede aprehender y aprender de mucha gente distinta, «robando» a diestro y siniestro 😀 incluso aunque no llegues a tocarlos, siempre que cuentes con quien practicar y experimentar

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