El Chikung (qigong). ¿Efectos, riesgos?.

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       Tras una llamada de emergencia de un alumno que ha tenido una desagradable (aunque no grave) experiencia a consecuencia de una práctica de Chikung sin hacer caso a las normas que el mismo conlleva, he decidido hablar un poco del tema.

      ¿Que es el Chikung?. Bien literalmente la traducción es «trabajo del Chi». Y en la práctica es una denominación extremadamente amplia en la que se recogen entrenamientos de lo mas diverso, desde meras gimnasias suaves, a ejercicios dinámicos de alta dificultad. Desde inocuos trabajos de movimiento corporal acompañados con un ritmo y modalidad respiratoria «natural» a complejos ejercicios en los que movimientos y respiración, se acoplan en intensas y extenuantes series. Desde ejercicios de simple factura y ejecución o trabajos que implican una atención extrema y que «juegan» con procesos que por lo general quedan fuera del ámbito de lo voluntario, como puede ser el control o mejor dicho el «modulado» del metabolismo.

        ¿Es efectivo el Chikung?.

        Claro que lo es. pero hay que ser racionales. Más allá de que este tipo de trabajos puedan afectar de modos «incomprensibles», hay que pensar que todo irá en consonancia con la constancia e intensidad de nuestro trabajo.

        Existen trabajos de Chikung «duro», que implican un considerable esfuerzo muscular, conjugado con una presión abdominal con o sin retención de aire, o de una respiración extremadamente lenta, o de una máxima inspiración con tensión y relajación muscular perfectamente localizadas. Este tipo de ejercicios son muy «efectivos», entendiendo por «efectivo» que aportan resultados de forma bastante evidente y rápida. Lo malo es que dichos resultados pueden no ser los esperados si cometemos errores ya sea de técnica o si los realizamos con una intensidad superior a la que permite nuestra condición física y entrenamiento previo.

      Del mismo modo que cualquiera puede levantar su propio peso en «Press de banca» (un ejercicio habitual entre quienes trabajan con pesas), nosotros podemos llevar a cabo «hazañas» equivalentes en el ámbito del Chikung. Pero lo que NO HACEN los que entrenan con pesas, es trabajar de entrada con más peso de que realmente pueden manejar. Y en los inicios ese «peso» puede parecer incluso ridículo.

      Los que piensan «que ellos si que pueden» quemar etapas sin entender que hay que «poder», pero con seguridad y corrección y actúan por lo tanto «alocadamente», son esos que enseguida se estancan y que además, lo hacen disfrutando de «placenteras» lesiones que les devuelven de nuevo e  inexorablemente a la cruda realidad.

      Con el Chikung, pasa exactamente lo mismo. Los ejercicios básicos o de «nivel principiante», son los que por un lado te ponen en el tono adecuado para  poder soportar los que te esperan después, sin lesiones ni sustos y por otro, te familiarizan con lo que viene a continuación en tu entrenamiento.

        Hay que señalar que el Chikung trabaja sobre ciertas áreas y funciones que no son fácilmente cuantificables desde fuera y que visualmente no son ni llamativas ni seguramente apreciables.  Por  ello es que un ejercicio «básico», puede ser realizado a diferentes niveles, según se hallen implicados o no determinados elementos  y según la intensidad con la que se trabajen los mismos, sin por ello diferenciarse ni visual ni «técnicamente» del mismo ejercicio realizado a un nivel más modesto.

      Igualmente, como pasa con todo en la vida, cada ejercicio de Chikung tiene sus indicaciones y contra indicaciones, efectos secundarios, posología y «normas de uso». Pondré un ejemplo con medicamentos.

      Las aspirinas, son un medicamento relativamente inocuo. Han de tomarse acompañadas de alimento, para evitar su negativo efecto sobre el estómago y han de ser consumidas con precaución o incluso evitadas en caso de ciertas enfermedades o en interacción con otros medicamentos. Pero una persona con una salud «normal» puede tomarse tres aspirinas de golpe sin acompañarlo de ningún alimento y no por ello sufrir un grave accidente que implique hospitalización.

       Imaginemos ahora que en vez de aspirinas, nos encontramos ante barbitúricos, somníferos, antidepresivos, anti psicóticos… Aquí el mero consumo sin receta o con mayor gravedad el consumo sin atender a las normas de uso, pueden ser fatales ya a la primera ocasión.

      Volviendo al ejemplo de las aspirinas, un error puntual carece de importancia pero un consumo incorrecto prolongado en el tiempo, podría llegar a ser fatal incluso con sustancias en principio relativamente inocuas.

       Bien, el entrenamiento de Chikung comienza con el equivalente a una aspirina infantil. Y eso y no más es lo que la mayoría va a recibir, aprender y entrenar en su vida respecto a sus prácticas de Chikung. No tanto porque su práctica sea errónea, sino porque está repleta de carencias, ausencias y falta de intensidad, constancia y duración. Y es que la mayoría ni tiene acceso a expertos con un conocimiento genuino, ni está dispuesto a someterse a la disciplina que estas prácticas implican, ni tiene capacidad para soportarlas ni la necesaria «fe» inicial para comprometerse a fondo con algo que para muchos «adeptos» no pasa de ser más que una agradable práctica ocasional en un marco social de «terapias de grupo» o simplemente de ocio.

       Si nuestro entrenamiento es serio, completo y progresivo, los resultados y la propia característica de intensidad del  mismo, hacen que pasemos de una «aspirina infantil»  al equivalente en intensidad a una inyección de morfina. Lo que pasa es que para lograr con ejercicios básicos ese nivel, hay que entrenar mucho y muy duramente. En equivalencia, habría  que tomarse tal cantidad de aspirinas infantiles para lograr los efectos anestésicos de la morfina que en la práctica sería inviable.

       Por eso hay ejercicios que parten de la premisa de que uno ya puede «soportar la dosis y el efecto» de un «tazón de aspirinas» para poder iniciarse en la práctica de ejercicios de mayor nivel, dificultad y también de RIESGOS si uno hace tonterías o comete errores.

      Insisto en que el riesgo está en hacer las cosas mal (y en ese caso, el fallo se detecta en los inicios y el efecto es anecdótico), o mucho peor, en hacer «tonterías», en cuyo caso el riesgo es evidente y ya potencialmente mucho más grave, aunque por suerte es algo poco frecuente ya que se precisa de un «tonto entrenado con mucha seriedad», algo que en niveles de principiante-enteradillo, no es muy habitual y en niveles más avanzados resulta una conjunción altamente improbable.

      En definitiva, en nuestro ejemplo pasaríamos de las aspirinas a anestésicos más fuertes y habría que ir con ciertas precauciones.

      Por supuesto, cuanto mas nivel tiene un determinado ejercicio, menos margen para el error tenemos y ahí si que las cosas son muy serias.

       Como anécdota, cuando yo me inicié con el maestro Liu, nos hablaba en alguna ocasión de otro practicante chino, según él de muy alto nivel (superior al suyo propio), que no obstante sufrió un grave accidente entrenando Chikung, siendo afectado por una hemiplejia. Esta persona viajó a Taiwan, donde «los suyos» le curaron advirtiéndole que todo era fruto de compaginar ese entrenamiento de tanto nivel, con el estrés que le suponía su labor empresarial y los disgustos asociados a la misma.

      Llegado  España, siguió tanto con su práctica como con su negocio y unos meses después, sufrió una embolia cerebral y murió.

      Por supuesto, podemos o no creer que hay alguna relación entre ambos fenómenos, o simplemente pensar que estaba enfermo y se murió como nos pasará antes o después a todos…, pero aunque no sea más que «por si acaso», conviene tener en cuenta las recomendaciones de quienes idearon estos ejercicios, que algo sabrían.

      Por mi parte, yo sufrí un «accidente» de baja gravedad a causa de practicar un ejercicio de forma «correcta» pero con una intensidad muy superior a la que debía. El ejercicio en cuestión implica mantener seis posturas de forma consecutiva, en apnea continua durante todas ellas, con ritmos de unos 21 segundos en cada una de ellas, acompañada con tensión muscular máxima. Esto resulta en apneas mantenidas ininterrumpidamente de más de dos minutos con tensión muscular muy intensa. Como esas eran las instrucciones, lo intenté en casa por una semana, sin lograr alcanzar estos tiempos evidentemente, pero «luchando» por conseguir esas marcas con tesón.

        Fruto de la tensión física y de la «angustia respiratoria», la respiración que debía de ser abdominal acompañada de una intensa «presión abdominal», fruto de la misma, se trasformó en pectoral, con «cierre» en la garganta  para evitar que se escape el aire, en vez de controlar el con el diafragma, que es lo correcto. Esto conlleva generar una fuerte presión en la zona alta del pecho y en el cuello. Como efecto secundario, a la semana de práctica empecé a sufrir unas altamente dolorosas y muy preocupantes punzadas en el corazón, que llegaban ya fuera en reposo ya en actividad.

      Enseguida consulté a mi maestro que un tanto horrorizado me dijo que esas marcas que me había dicho, eran el objetivo, una meta  a logar en un plazo de cinco o diez años (o veinte o nunca) y sobre todo FRUTO DE UNA PRÁCTICA REGULAR Y GRADUAL. Desde luego no para mi, que en base a mi nivel. debía de retener el aire entre cinco y diez segundos en cada postura y tomando y soltando aire en cada una de ellas. O sea, seis apneas de diez segundos frente a una apnea mantenida y global de más de dos minutos….

Abandoné el ejercicio por una temporada y los efectos desaparecieron de inmediato. Y cuando lo retomé, lo hice ya con un criterio más lógico, alcanzando un nivel «aceptable» en poco más de un año.

       En esta anécdota, no hay lugar a dudas, pues fue confirmada por repetición. Mi maestro hablaba en una jerga basada en el inglés que solo él y sus alumnos podíamos entender y fue a razón de mi «error». Pero al año de la historia que cuento, mi hermano pequeño se había incorporado a los entrenamientos y sufrió exactamente los mismos problemas, a causa de una muy mal entendida prisa por obtener resultados. Y los obtuvo, por supuesto, pero no los que buscaba, sino que conoció a mis viejas amigas, las punzadas cardíacas.

       Gracias a los maestros Mantak Chia y Yang Jwing Ming entre otros, hay dos categorías de ejercicios, las basadas en la circulación del «chi» por ciertos canales y el de potenciación y reutilización de la energía sexual, que se han hecho accesibles al gran público a través de sus libros. Y eso es bueno, pues se trata de información que por diversas razones siempre a permanecido oculta o al menos de complicado acceso.

Lo «malo» es que se trata de métodos, que para evitar problemas necesitan constancia, seriedad y sobre todo realizarse de forma gradual y sensata, siempre sobre la base de trabajos previos bien consolidados, éstos si mucho más divulgados y accesibles al público y de hecho de fácil aprendizaje, aunque no tan «fascinantes».

      Y aunque este punto es remarcado siempre por los expertos, es el que sistemáticamente ignoran los que se acercan a estos trabajo de nivel avanzado, sin la preparación previa necesaria, sin guía y sobre todo sin la cordura necesaria para entender que no es lo mismo hacer gimnasia en el parque respirando suavemente, poniendo caras bucólicas y acompañados de de mucha «tontería energética» sólo imaginada y nunca sentida, que hacer cosas más serias, del mismo modo que no es lo mismo tocar los bornes de una batería doméstica de 5 voltios, que meter los dedos en un enchufe a 220V…

        Para que no quede todo en contar cosas que no valgan para nada, voy a citar algunas «reglas», que han de respetarse para que la práctica de Chikung sea no sólo efectiva, sino también «segura».

1. No practiques en situaciones de máxima agitación emocional.

2. Tras practicar evita mojarte o beber, especialmente evita hacerlo con sustancias frías.

3. No entrenes bajo la lluvia, o con mucho viento. Evidentemente esto es más importante si entrenamos al aire libre que en una sala, pero a altos niveles, se hace extensivo a cualquier circunstancia. Y añado una de mi cosecha personal, no entrenes entre la niebla.

4. Descansa. Duerme correctamente, lo que implica acostarse en cuanto tienes sueño y despertarse cuando no. La práctica de Chikung reduce las horas de sueño necesarias para recuperarse del cansancio del día, lo que es bueno, pero no debe utilizarse de forma habitual, para ir más allá de los límites del propio cuerpo.

5. Come de forma adecuada. Sin excesos y sin defectos, dieta variada y sin comer hasta hartarse. según e maestro Liu, los más altos niveles están vedados a quienes no son vegetarianos, aunque él comía de todo…

6. Evita vicios como el tabaco, alcohol, ruidos, etc. No es que debas llevar una vida recluida, pero esta clase de prácticas no casan bien con un «animal de fiesta».

7. Se moderado con el sexo. Y la moderación pasa en el caso de ciertos ejercicios por guardar periodos prolongados de castidad absoluta y en otros simplemente por dejar alardes y proezas de lado. y vivir con una cierta moderación.

8. Al terminar de entrenar, muévete un poco. No te tumbes sin más, a menos que exista una indicación expresa en la normas del ejercicio.

9. Entrena TODOS LOS DÍAS. Ser constante es lo único que te permitirá incrementar la intensidad de tus ejercicios y obtener resultados.

10. ¡HAZ CASO DE LAS ADVERTENCIAS DE QUIEN TE ENSEÑA!

       En fin, que todo se resume en que esta clase de prácticas deben acompañarse de una forma de vida tranquila, seguir las normas y hacer uso del menos común de los sentidos, el SENTIDO COMÚN.

4 Respuestas

    • antonioleyva

      Depende de como lo hagas. Es un ejercicio que puede generar mucho calor y entonces la sed es algo «normal». De todos modos, hay varias cosas a considerar:
      1. No se debe beber ni tocar agua, especialmente si esté fría, hasta un rato después de hacer el ejercicio.
      2. Deberías beber ANTES, hidratándote correctamente (no beber mucho de golpe sino un poco con frecuencia).
      3. Asegurate que haces bien los ejercicios, respirando sin tensión, sin forzar apneas y con un trabajo muscular moderado.

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