¿Cuantas aplicaciones hay en el Tai Chi Chuan?

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En ocasiones escucho a gente decir cosas como: «Yo aprendo TCC verdadero porque mi maestro nos enseña la aplicación marcial de los movimientos».

Bueno, si te enseñan aplicaciones, la cosa no va mal, pero en la frase hay un detalle, «la aplicación», que no me convence.

Cada movimiento, cada técnica de las formas no tiene una sino múltiples posibilidades distintas de aplicación. Cada movimiento puede ser aplicado en el rango de técnicas de golpeo, de control y de proyección. Y además puede ser utilizada como respuesta a ataques tanto de brazo como de pierna, como respuesta a agarres y controles o a proyecciones, desde posiciones frontales, laterales o traseras. Y no hablemos ya si nos metemos en el farragoso tema de agresiones múltiples o en grupos.

Evidentemente, «la aplicación», es un término que elimina esa variedad, pues lo reduce todo a una posibilidad. Y también es una realidad que posiblemente nadie sea capaz de trabajar todas y cada una de las técnicas del estilo en todos los rangos mencionados, pero podemos intentar estar razonablemente «dotados».

Algo que si debemos entender es que todos los movimientos de las formas son multifuncionales y lo que de verdad importa es que llegado el momento, seamos capaces de dar respuesta a una determinada situación haciendo un uso adaptado de ellos y por supuesto, con éxito. Y asumamos, que lo que nos salga no será casi con toda seguridad igual a lo entrenado sino una nueva variante, que se adaptó a lo que llegaba y que si funcionó, podrá llegar a ser considerado como digna de ser recordada y transmitida.

¿Cuantos movimientos diferentes hay en las formas?. Bueno, contando recientemente cuantos «nombres» diferentes encuentro en la forma larga del estilo Yang (las formas de los estilos Yang, Chen, Wu, Hao y Sun, son «la misma», con modificaciones más o menos drásticas en su ejecución y uso del cuerpo, pero casi idénticas en su desglose de movimientos), logré encontrar entre treinta y cuarenta nombres distintos, dependiendo de si ciertas técnicas se desglosan o no en elementos más pequeños.

Si uno aprende aplicaciones de cada uno de esos movimientos, en los rangos antes mencionados, obtenemos unos doscientos ejemplos de uso de la técnicas del TCC. Por supuesto, que se pueden encontrar muchísimos más, del orden de millares, pero en su mayor parte serán simples variaciones de esos ejemplos básicos.

Si uno entrena durante cinco años (el periodo en el que habitualmente en artes marciales uno obtendría el grado equivalente a «cinturón negro»), a razón de dos clases semanales y con diez meses de entrenamiento dirigido al año, nos da que en esos cinco años tendríamos más de trescientas clases a nuestras espaldas, tiempo más que de sobra para haber entrenado, no ver, no «conocer», sino practicado, todas las variantes básicas necesarias para tener un sólido fundamento en el uso del sistema.

En mi caso, entrenaba dos veces a la semana con el Maestro Liu, en cada sesión, nos mostraba dos aplicaciones diferentes que entrenábamos durante un periodo de tiempo «largo» (sus clases duraban entre tres y cinco horas, por lo que el trabajo de técnicas podía sobrepasar la hora por sesión). Luego, los alumnos más dedicados, quedábamos por las tardes para repasar y revisábamos cada técnica de la anterior clase, descubriendo nuevas variantes que surgían de los pequeños ajustes que se motivaban por las diferencias de peso, altura, etc entre los diferentes compañeros. También surgían de forma natural, técnicas para tratar de «anular» las que recibíamos. Y lo más importante, las horas de práctica, nos daban algo muy importante, un entendimiento de como funcionan o no las cosas y la llave para, una vez descubiertos errores y aciertos, llevarlos al resto de prácticas.

En el tiempo que el Maestro Liu nos enseñó, en cada clase mostraba dos técnicas nuevas, sin repetir nunca ninguna de ellas. Por supuesto, todas se reducían a variantes de esas treinta-cuarenta técnicas de base y afinando más, podemos reducir el número a menos de la mitad, entendiendo que una patada lateral y una frontal son básicamente «lo mismo» desde diferente ángulo, que las proyecciones de cadera, sin importar demasiado si surgen de «látigo simple» o de «separar la crin del caballo salvaje» por ejemplo, son «la misma» con pequeños ajustes en la colocación de las manos… Hoy por hoy, sus alumnos más cercanos pueden hacer lo mismo, desarrollar técnicas de un modo ininterrumpido, sin que sea fácil terminar con la creatividad y la capacidad de adaptación.

Una vez más, no se trata tanto de «cuanto sabes», sino de cuanto de ese conocimiento eres capaz de hacer uso con éxito. Hay que conjugar el conocimiento cuantitativo, es decir, todas las técnicas que conocemos y que no pueden ser «pocas», con nuestra capacidad para adaptar las mismas a las situaciones cambiantes. Y en eso nuestra habilidad debería ser «mucha». El alfabeto tiene veinticuatro letras, pero con ellas se puede escribir cualquier cosa.

Hay una evidente reticencia por parte de muchos hacia el trabajo marcial. En mi opinión, dichas reticencias esconden carencias graves en la formación y poco más, pero se usan excusas que si pueden tener sentido y que hay que abordar.

1. No trabajo aplicaciones porque «…van en contra del pacifismo del TCC». O porque «…yo no soy violento ni me voy a pelear». O «…porque no quiero hacer daño a la gente».

Bien, todo estos razonamientos de orden moral, están fuera de lugar. TCC ES UN ARTE MARCIAL. Si tus convicciones no te permiten entrenar un arte marcial, no practiques TCC. Dicho de otra manera, el TCC no es «filosofía pacifista oriental». Ni tampoco «cruel violencia occidental», si es que algo así existe. Simplemente, un arte marcial te enseña a luchar, a afrontar un enfrentamiento. El que decide si dada la oportunidad, es cruel, bondadoso, cobarde o temerario, eres tú, no el sistema. Si aun cuchillo le quitas la punta y el filo, no tienes un cuchillo sino un inútil trozo de metal, que lo mismo sirve para untar mermelada, pero ya no es cuchillo. Y no por ello antes era más «malvado», simplemente, a veces hay que cortar alimentos, cuerdas, papel, etc. Y aunque también sirva para cortar carne, nadie obliga a que sea la del vecino.

De todos modos, «no querer hacer daño a la gente» es una condición necesaria para que muchos profesores te admitan como alumno. De hecho «quiero hacer daño a la gente», si que es una buena razón para que no estudies un arte marcial. Así que tus reticencias morales no son excusa válida para aprender TCC sin el aspecto marcial, más bien, una condición necesaria para hacerlo bien.

2. «Yo practicaría, pero tengo miedo de hacerlo mal y coger vicios».

Vale, para eso está tú profesor, para enseñarte. Pero es que tampoco es algo tan necesario. Necesitas que te enseñe, pero luego, la propia práctica te muestra si haces las cosas bien o no.

Si «fallas», te va doler, porque el compañero logrará colocar su técnica. Si «vences» puede que lo hagas de un modo correcto o no, pero si pierdes, casi puedes asegurar al 100% que algo has hecho mal…

Por otro lado, ¿coger vicios?. Si no entenas no cogerás vicios, simplemente no sabrás. Es como conducir, un novato que nunca a llevado un coche no tiene vicios, pero tampoco conduce y si lo hace, lo hace mal. Cuando se inicia en el aprendizaje, el profesor le enseña la técnica de conducción y mientras la asimila, vigila para que no se asienten vicios.

Si alguien te supervisa regularmente (no constantemente, simplemente de forma habitual), no dejará que los vicios que temes, lleguen a sentarse, simplemente te corregirá antes de que los practiques lo suficiente como para que se hagan costumbre.

3. «Es que no quiero que me hagan daño».

Lo primero, si no aceptas la posibilidad de un cierto grado de dolor, ¿que haces practicando un arte marcial?.

Lo segundo, ¡es que no te va a doler!. Aprender un arte marcial es como montar en bicicleta. De niños, aprendimos, aunque teníamos miedo de caernos, y con razón, porque hasta que aprendimos y adquirimos una razonable habilidad, nos caíamos. Pero no fue para tanto y para una enorme mayoría, aprender a montar en bici, no fue traumático, sino una fuente de diversión.

Pues con un arte marcial lo mismo, solo que «te vas a caer menos aun que cuando aprendiste a montar en bici». En los inicios, uno va con cuidado y usualmente, también lo hacen aquellos con los que entrenas (y si no es así, tu profesor debería tomar cartas en el asunto).

Existe el riesgo de hacerse un poco de daño puntual, pero no más que si juegas un partido de baloncesto o fútbol. De hecho, en veintisiete años de entrenamiento ininterrumpido de artes marciales, he llevado y me han llevado a urgencias en varias ocasiones, pero más del 90% de las ocasiones se debían al partido de fútbol de después del entrenamiento. Las lesiones más habituales practicando a nivel de principiante, son algún golpe en brazos o piernas, más raramente en el tronco y mucho menos habitual, en la cara, sin ir más allá de un labio amoratado o un poco de sangre por la nariz. E insisto, esto es algo que sucede muy poco, con menos frecuencia que en un partido.

¿Y entonces no puedes recibir más daño?. Claro que si. Un accidente grave puede suceder en cualquier sitio. Una sala de entrenamiento no es ni de lejos tan peligrosa como una cocina, el baño o como viajar en nuestro coche, pero tampoco es un lugar exento por completo de riesgos. Pero estos son muy reducidos.

Otra cosa muy distinta es cuando ya hay un cierto nivel y uno quiere ponerlo a prueba o llevarlo al límite. Eso si es diferente, del mismo modo que no es lo mismo dar un paseo en bici que el BMX o los descensos de montaña con MTB (Bicicleta de montaña).

Llegado cierto punto, uno puede decidir poner a prueba su habilidad, introducir un cierto (o un alto) grado de contacto, o dedicarse a la competición. Eso si es «peligroso», pero también es algo absolutamente voluntario y no se puede dejar que algo a lo que no estaremos expuestos determine si aprendemos o no.

Y hay algo que te gustará. No eres de cristal y cuando recibas algún golpe, verás que no solo no era para tanto, sino que todos tus miedos son exagerados. Eso luego, lo podrás extrapolar a otras circunstancias de la vida, no desde el razonamiento, que a nivel emocional, no te servirá de nada, sino desde la experiencia y el conocimiento. El dolor nunca te va a gustar (preocúpate si lo hace), pero el miedo al dolor ya no va a ser incapacitante en el grado extremo que lo es ahora, porque objetivamente, el dolor que puedas recibir, no lo será.

4. «Es que el trabajo marcial no me gusta». Pues ya sabes mi pregunta, ¿y que haces practicando entonces TCC?. Pero es que además, lo más seguro es que no lo hayas entendido bien. El entrenamiento de aplicaciones no es «doloroso» ni aburrido, sino muy al contrario, una actividad muy divertida.

Entrenar aplicaciones te permite progresar de un modo insospechado en todas las demás prácticas del TCC, pues verás que todas «son lo mismo, practicadas desde un punto de vista diferente». Fomenta un grado de camaradería muy superior con tus compañeros, pues aquí es de verdad que el compañero te enseña y tú a él.

5. «Es que el trabajo de aplicaciones nos lo enseñan cuando ya sabemos hacer la forma muy bien».

Lamento decirte esto, pero te están timando. Una cosa es que exista una progresión lógica en el entrenamiento y otra que existan aspectos tan globales que queden reservados de modo absoluto a un incierto futuro de habilidades ya consolidadas.

Aprender una forma es mucho más que memorizar una secuencia. Eso si puede ser un requisito previo (no en mi opinión), pero «dominar» una forma, implica que eres capaz de colocar en ella los principios del sistema. ¿Y como vas a saber si lo haces o no correctamente si no tienes un método de ponerlo a prueba?. El entrenamiento de aplicaciones, es uno de los elementos que te permite aprender el sistema de un modo global. Aunque no te gustase su práctica, sin ella no entenderías muchas cosas y ese entendimiento SI ES IMPRESCINDIBLE para poder abordar ciertas fases del aprendizaje. Hay errores como el «doble peso», «Embestir», etc, que se adquieren en la práctica de formas y que sólo se detectan mediante la práctica en pareja. sin ella, simplemente ese error te acompañará para siempre.

Pero asumiendo que «eso de las aplicaciones viene después», algo con lo que personalmente no comulgo en absoluto… ¿cuando va a llegar?. Mira en tu escuela a ver cuantos de tus compañeros «avanzados» entrenan este tipo de cosas habitualmente, a cuantos se les ha enseñado. Mira a ver cuanto tiempo han necesitado para acceder a ese tipo de conocimiento. MIRA A VER CUANTOS DE TUS COMPAÑEROS «AVANZADOS» DAN CLASES Y NO HAN APRENDIDO ESTA ASIGNATURA.

Eso te puede indicar mucho acerca de la escuela y el maestro con el que estás.

Si eres un estudiante de TCC y las aplicaciones, las formas, el empuje manos, el trabajo básico, no están presentes en tu rutina habitual de entrenamiento y aprendizaje, no vas por buen camino. Recuerda, no son tantas, no es algo tan misterioso, es divertido y además, lo necesitas para progresar. Y quien sabe, tal vez algún día, te ayuden a superar una situación violenta, cuando no hay opción al diálogo y la negociación, que para eso, también sirve el TCC.

Y si eres profesor y no las enseñas, los dos sabemos que sólo hay dos porqués. O porque nunca aprendiste (y en ese caso no pintas nada enseñando), o porque no quieres enseñar ese conocimiento a nadie y lo guardas para ti o como artículo extra de venta  (y en ese caso eres tú quien no pinta nada enseñando).

O puede que esté la única razón «aceptable». Nadie quiere aprender TCC como un arte marcial. Mi impresión personal en ese caso es que son esos alumnos los que no pintan nada aprendiendo TCC, pero puedo entender que estés «a la espera» de alguno que si quiera y pueda aprender. Aunque si el ambiente no es el propicio, lo raro sería que el estudiante «adecuado» se acerque.

13 Respuestas

  1. Jose Manuel

    Hola Antonio, llevo leyéndote un tiempo aunque nunca había hecho un comentario. Me ha gustado bastante tu artículo y dices verdades como puños. Doy clases de Chen y sé lo dificil que es introducir la práctica marcial del TCC entre sus practicantes pero con tesón por parte del enseñante se llega a conseguir. ¡Enhorabuena por estas palabras que nos has regalado!

  2. Celes

    Reconozco q como alumna de TCC, la parte marcial no es lo q más me estimula en el estudio de este arte.Pero admito q sin aplicaciones nunca hubiera sentido la esencia de la práctica.No obstante,creo y veo q a veces en la búsqueda del objetivo marcial se pierden demasiados principios básicos y con ello la estructura y desde mi punto de vista cualquier sentido en el trabajo del TCC para convertirse simplemente en un burdo empuje de fuerzas más o menos hábiles q solo sirven para alimentar egos, es decir,si a la marcialidad pero no de cualquier manera para eso ya existen otras muchas escuelas.

    • antonioleyva

      Cada uno disfruta con lo que le gusta. Eso no tiene discusión.
      Pero no puedo estar de acuerdo con la segunda parte de tu comentario.

      La búsqueda del objetivo marcial, para empezar no existe en la actualidad. Nadie (si hay alguien será la excepción) practica TCC hoy en día con el único objetivo de pelear de verdad. Es decir, hoy ya nadie aprende para ser guardaespaldas, vigilante de caravanas o instructor imperial. Sin embargo eso si ocurría en el pasado.
      Sobre la «pérdida» de principios básicos… Simplemente la práctica con compañeros es la herramienta para aprenderlos de un modo vivencial y no teórico. Es sin la práctica marcial donde se pierden.
      La «estructura» se suele entender como adoptar un tipo de postura determinada, pero «estructura» es simplemente la capacidad de enraizar y de emitir en todo momento y tiene que ver con Chanse Jing, habilidad que uno sólo llega a tener seguridad de que aprende y usa de modo correcto si la prueba con un compañenro. Si ésto, tenemos mucha suposición pero ninguna certeza y dicha certeza es necesaria para identificar y corregir errores.

      Sobre el burdo enfrentamiento de fuerzas, eso pasa sobre todo al principio, CUANDO NO SABES. El objetivo de a práctica con compañeros ha de ser el aprendizaje, no la victoria a cualquier precio. Y esto no es por motivos «morales» sino metodológicos y de progresión. La práctica marcial te hace más sutil, más hábil, en caso contrario, simplemente entrenas mal. Pero para eso está el profesor, para corregirte cuando te desvías.

      Sobre los egos, no tienen lugar entre las tortas. Para que de verdad se promocione el ego, uno debería ser invencible, en caso contrario, la dosis habitual de fallos y «derrotas» te ponen en tu verdadero lugar. Sin embargo, hay mucho a quienes su ego, no es permite trabajar marcial, simplemente saben que todas sus deficiencias quedarán a la luz y eso su ego no lo admite ni permite.

      Sobre «otras escuelas». ¿Cual es tu experiencia al respecto?. Yo asumo que en todas partes hay incompetentes, idiotas y malos profesores, pero no me creo que exista ni un solo estilo con más de tres profesores activos en el mundo, que trabajen de modo marcial y sufran de lo que mencionas. En esto, todos los estilos y prácticas marciales son igual de buenos.

      • Celes

        He empezado a escribir una larga parrafada,pero he parado al darme cuenta q eran argumentos (he de reconocer)no demasiado experimentados q solo ahondaban en más de lo mismo.
        Así que he decidido q una retirada a tiempo es una victoria jajaj….o para otros, la excusa de lo cobardes jijij…….De todas formas no tiene sentido entrar en un debate a piel desnuda frente a un acorazado de experiencia.
        Solo darte las gracias, y decirte q reflexionaré sobre muchas de las cosas q dices q por su molesta lectura tendré q prestar especial atención.
        Solo una cosa sobre el ego,creo q el «invencible» seguramente es el q carece de ego,pienso q todo lo demás son miles de mascaras q utilizamos para encubrir debilidades…….y ahora me voy a practicar

  3. Francisco

    Primeramente, Antonio estoy de acuerdo con el artículo otra cosa es llevarlo a cabo con la realidad actual que vive el TCC.

    Soy profesor de la Escuela Tokitsu Ryu y alumno del Maestro Kenji Tokitsu y de su representante en España el Maestro Oscar Gutierrez.

    Esta es mi reflexión para TODOS importante aprender las aplicaciones de la forma, algunos profesores las enseñan y otros no está claro pero es aquí donde viene el problema… esas aplicaciones aprendidas y luego entrenadas con un compañero en ese mismo momento son dominadas en el trabajo a dos ya que están pactadas pero… las puedo aplicar correctamente de una forma dinámica más REAL con el mismo compañero pero en combate con casco y guantillas, es decir, de una forma más libre donde realmente me intentan llegar ?? Por tanto en este caso MAS REAL Y MARCIAL necesito saber desplazarme (se realmente desplazarme con lo que aprendo en las clases ?? lo dudo mucho) saber aplicar mis defensas (escudos) y ataques con las técnicas del TCC a velocidad rápida como requiere el TCC en combate ?? Soy capaz de hacerlo ??.

    Por tanto y desde mi punto de vista la VARA FINAL Y REAL que mide si aplico correctamente las aplicaciones del TCC aprendidas (Instituto) es el combate con casco y protecciones (Universidad).

    Cuantos practicantes de TCC se han puesto un casco para ir al «laboratorio» y verificar si de verdad son eficaces ??

    Respeto a los que NO quieran profundizar en la parte marcial del TCC pero los que SI dicen que hacen marcial no se pueden quedar en estudiar aplicaciones de la forma y decir que hacen marcial, marcial es mucho más, es combate, es percepción del chi del adversario, medir distancias, desplazamientos, utilización de escudos(defensas), proyección del chi en el ataque, etc.

    Saludos

    • antonioleyva

      Me pasa lo mismo que a ti, de acuerdo con tus comentarios, pero con pequeñas matizaciones.

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      «Real» y «protecciones» son palabras que no casan. Pero evidentemente, practicar «duro» y con «seguridad», implica tener protecciones. Éstas cambian la técnica que deja de ser «real» para ser «técnica adaptada a las protecciones». Pero sin ellas el componente fundamental de la «realidad,», la «contundencia», la intención real de «hacer daño», raramente estará presente… El compromiso entre seguridad y realidad pasa a mi juicio por entrenar con y sin protecciones, con distintos niveles de intensidad y en último grado, a aceptar el peligro real de poner a prueba tus habilidades con compañeros sin protecciones y con contacto, donde la integridad física se relegue a favor de la adquisición de experiencia o esperar a una situación real y ver que pasa…
      Pero básicamente, SI, TIENES RAZÓN.

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      Dependerá de que entrenes en tus clases Y FUERA DE ELLAS en tu práctica personal. Por mi parte, dediqué un año completo al entrenamiento de un solo paso. Seguro que se puede hacer mejor que lo que yo lo hago, pero creo que ese trabajo está hecho y que mis pasos funcionan.
      Pero claro, si nos limitamos a repetir formas, sin estudiar lo que contienen, pasos en este caso, o nos limitamos a la repetición de patrones «muertos» de pasos (tuishou pautado, formas en pareja, etc), sin darles «vida», pues no, no sabes moverte. Y desde luego, las tortas del compañero, «resucitan» mejor que ninguna otra cosa 🙂

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      A nivel técnico dependerá de como entrenes. ¿Y superar el pánico ante una situación real que te paraliza?. ¿Podemos hacerlo?. ¿Practicar combate con protecciones nos asegura haber superado ese problema?.
      Hay entrenamientos que te ayudan, pero hasta que no te veas en situación, no lo sabrás. Y además, por suerte, en nuestra sociedad, pocas ocasiones de comprobarlo vas a tener.
      Eso si, el salto a la realidad es mucho menor si al menos tenemos la experiencia, no completamente real, pero al menos experiencia, del contacto que si lo hacemos desde la ignorancia que proporciona la práctica sin contacto.

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      Casi. Esa es una muy buena «vara de medir», pero la final es que sicarios armados entren en tu casa a matar a tu familia y ver como tu padre los va expulsando-matando con su palo largo mientras defiende a la familia.
      O cuando en una guerra, cuatro o cinco soldados enemigos te atacan a bayoneta y desarmado, sobrevives. Estas son dos historias de la «familia». Pero en mi caso, no se han dado, o desde luego, no a ese nivel, así que tampoco soy el más indicado para hablar. Pero esa es la auténtica vara de medir, volver vivo a casa cuando otros intentan evitarlo.

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      Muy pocos. Y es una pena.

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      «Esos» que mencionas, son los que yo denomino «timadores».

      En el artículo he incidido sobre un sólo aspecto, el de entender la profundidad técnica del TCC, pero es evidente que el aprendizaje y práctica correcta incluye mucho más. Simplemente, en este artículo me he centrado en ese aspecto, pero ni de lejos se acerca a la totalidad.

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