Chipen Kung, el trabajo básico.

publicado en: ARTÍCULOS | 7

Chipen Kung, o lo que es lo mismo «trabajar las bases», es el gran olvidado en la práctica de demasiados practicantes de TCC y en general de la mayoría de quienes practican «artes marciales».

Recientemente Rafa Nadal ha obtenido su 8º Roland Garros. ¿Alguien cree que Rafa Nadal se pasa el día jugando partidos?. Pues creo que voy  decepcionar a muchos si les cuento, que detalles aparte, su entrenamiento es como el del resto de profesionales, acondicionamiento físico (lo que incluye cosas como correr, hacer pesas, elasticidad, etc), por supuesto, sesiones de «sparring», jugando contra otros, pero de un modo muy importante, la técnica básica. Es más que probable que se pase muchas horas a la semana mejorando su saque, su revés, su volea…, entrenando su puntería, sus desplazamientos. Que esta clase de trabajos sean los que predominen durante largos periodos de entrenamiento durante el año y sean una constante durante toda su vida profesional.

Nosotros deberíamos hacer algo parecido, eso si, al nivel de nuestro compromiso de práctica (la mayoría no somos competidores profesionales de talla mundial).

¿En que consiste el trabajo básico del TCC?. Muy simple. TODOS los aspectos y elementos de la practica, pueden ser descompuestos en elementos simples y estos elementos son los que forman el «Chipen kung».

En mi caso, (otros pueden organizar el temario de otro modo, incluyendo o excluyendo aulgunos elementos) hablamos de los siguientes elementos o fases en la práctica:

1. Ejercicios y acondicionamiento.

2. Chikung (Qigong).

3. Formas.

4. Trabajo con compañeros como el Empuje de manos (Tuishou), Aplicaciones, Shanshou (forma por parejas) y Shanshou libre (combate).

El primer grupo, contiene el núcleo del chipen kung, con elementos como «Tai Chi Sao» o «Gimnasia del Tai Chi Chuan», que no es sino una colección de ejercicios que entrena la elasticidad, fuerza, resistencia, equilibrio, etc, a la vez que practicamos las mecánicas fundamentales de movimiento del sistema. Cada escuela suele tener su propia colección de ejercicios, aunque sus fines suelen ser muy similares.

También se suele englobar aquí el entrenamiento de posturas fijas (Zhanzhuang), método de entrenamiento que incrementa fuerza y resistencia, pero también de un modo menos evidente pero no por ellos menos cierto, mejoras en el dominio del propio equilibrio, en la habilidad para relajar los músculos, así como para mejorar el control voluntario sobre los mismos. Es también un momento propicio para entrenar la respiración, tomando consciencia de la misma y aprendiendo a regularla…

Otra práctica habitual en mi escuela sería la práctica de un determinado movimiento de la forma, practicándose en posición de pies estática, con ambos pies juntos, luego el mismo movimiento pero en la postura del jinete y por último, con pasos, de modo análogo al practicado en las formas. El simple hecho de repetir un mismo movimiento unas cuantas decenas (mejor centenas) de veces, nos permite tomar consciencia de qué si y qué no hacemos bien y por lo tanto corregir y mejorar.

2. En el apartado del «Chikung» (qigong), tenemos multitud de ejercicios. Algunos pueden ser practicados sin problemas por cualquier persona. Otros requieren entrenamiento previo, intenso y concienzudo de las bases. En caso contrario podemos o estar perdiendo el tiempo (lo más probable), o corriendo riesgos graves para nuestra salud.

Hay ejercicios que requieren, por su naturaleza, poseer un control bastante elevado, tanto sobre el funcionamiento muscular, debiendo ser capaces de tensar o activar ciertos músculos mientras relajamos de forma consciente otros, que sin entrenamiento previo, actuarían a la par que los primeros. Todo ello mientras controlamos nuestra respiración y no mantenemos «centrados» sin permitir distracciones.

Ésto es en cierto modo similar a la habilidad de un malabarista, que mientras hace equilibrios, mantiene en el aire varias antorchas encendidas… y más nos vale contar con una cierta habilidad en cosas «fáciles» antes de intentar realizar otras en las que un error da al traste con todo lo buscado o incluso, nos perjudica.

Evidentemente, o cada una de las partes y elementos que componen el ejercicio se dominan por separado, o simplemente seremos incapaces de realizarlas todas al unísono. Por eso tenemos ejercicios de base.

3. Formas…, más de lo mismo. Podemos trabajar cada movimiento por separado, pero también podemos trabajar un aspecto o principio básico durante toda la forma. Por ejemplo, hay un principio fundamental en la práctica del TCC que dice que debemos mantener nuestros hombros y codos «hundidos» en todo momento. Esto es básico y es algo que hay que entrenar con «exclusividad» largo tiempo antes de alcanzar un dominio mínimamente satisfactorio. No trabajar aspectos fundamentales como éste, aunque sea durante la práctica de elementos «no tan fundamentales»  o básicos, es renunciar a la consecución de logros y la adquisición de habilidades reales.

4. Trabajos por pareja. Al leer ésto ya pensamos en pelea, confrontación y resistencia. Y si, es cierto que eso ha de estar presente y de hecho lo está tanto en gran parte del entrenamiento, como en una confrontación real. Pero para llegar a poder dominar tales situaciones, hay que empezar poco a poco. Y para mejorar en una cierta habilidad, hay que aislarla de otras para potenciarla y luego volver a integrarla con el resto. Ésto se logra, entre otras formas, mediante la práctica de patrones de empuje de manos. En estos patrones nuevamente, (cada escuela suele tener su propia colección de los mismos), se trabaja sobre una idea sencilla como puede ser el modo de disolver una fuerza entrante desde cierto ángulo. La practica de patrón nos enseña, dentro de un muy limitado rango de movimientos y grados de libertad, a adaptarnos a las variantes del mismo y realizar los ajustes y micro ajustes necesarios para neutralizar y devolver sin choques, interrupciones ni uso incorrecto de la fuerza.

Para muchos, la práctica «pasiva» de patrones constituye el principio y el fin del Tuishou y por desgracia, sin el menor fundamento en su practica, que en vez de «viva», es mecánica, muscular y altamente aburrida. Éste es un grave problema de entendimiento sobre la práctica de la base, el considerarla algo mecánico, cuando en realidad debería ser todo lo contrario.

Luego viene el tuishou libre, en que que uno pone en práctica todo lo aprendido en los patrones, reconociendo con que patrón en particular se relaciona cada movimiento del compañero y utilizando la habilidad derivada del mismo para su gestión.

Y finalmente, el uso de estas habilidades tanto en la práctica de aplicaciones, como en la de práctica libre o combate.

Todo ésto es lo que necesitas para realizar un TCC mínimamente «completo» y global. Y todo ello se afianza en un trabajo de base sólido, o estaremos abocados al fracaso o en el mejor de los casos a logros muy modestos.

¿Hasta cuando hay que practicar Chipen Kung?.

Hasta el último día de práctica de tu vida. Tal y como se comentaba al inicio, un deportista de élite no renuncia a la práctica de técnica básica. Así pues, ¿que nos lleva a pensar que nosotros si?.

La práctica básica es como el agua y los alimentos. No es algo que pruebas una vez o que consumes durante una temporada, sino que forma parte de tu vida diaria.

Lo que si es cierto es que según pasa el tiempo, nuestro entendimiento y nivel van mejorando. El progreso en TCC es similar a subir por una escalera de caracol. Siempre estas «en mismo sitio», pero según subes, lo que puedes ver por las ventanas, siendo «lo mismo» no es desde luego «igual». Tu trabajo de Chipen Kung te permite avanzar en la comprensión del sistema y te proporciona recursos para adquirir nuevas habilidades.

Es evidente que si no «subes», te quedas dando vueltas como un burro en una noria…, lo que a todas luces es aburrido y poco gratificante. Quizás este es el origen del problema, no entender que el progreso se encuentra en dominar e ir comprendiendo las sutilezas de cada simple gesto, en vez de en acumular más y más conocimiento «superior», que al fin y al cabo, no deja de ser más que una combinación de elementos más simples.

Recuerdo que hace y unos años me invitaron a asistir a un curso de la Escuela Zhong Ding impartido por el Maestro Lau Kim Hong, venido de  Malasia a tal fin. Cosas de la vida, el maestro venía acompañado por un interprete que hablaba chino e inglés y los organizadores contaban con un intérprete de inglés-español, por lo que toda conversación con el Maestro Lau, pasaba por dos intermediarios. Sabedor de su país de origen y puesto que me defiendo en indonesio que es prácticamente igual que el malayo le pregunté si hablaba este último, a lo que gratamente sorprendido  (es muy pesado depender de dos intérpretes para todo y vivir así varias semanas), me respondió que si lo hablaba y con una expresión que vendría a decir «¡por fin alguien civilizado que sabe hablar en un idioma de personas!», prosiguió desde ese momento nuestra conversación sin el engorro de los traductores.

Bien, al final del curso, le pregunté al maestro si me permitía una última pregunta, a lo que respondió que estaba a su disposición. Le pregunté si en realidad, todo lo que había enseñado no eran más que dos cosas. En ese momento, un tanto enfadado, me interrumpió y me dijo que él había enseñado muchas cosas… Sin embargo, reflexionó un instante y me pregunto «¿que dos cosas piensas que he enseñado?». Le contesté que yo todo el tiempo había visto trabajo sobre un determinado paso (Chin Bu) y el énfasis en cierto principio relacionado con la relajación (Song). Con una sonrisa, omitió responder pero si me invitó a pasar a verle por su escuela si alguna vez viajaba por Malasia.

Donde algunos vieron una muy extensa colección de técnicas y ejercicios (que la hubo), otros fuimos capaces de ver que nos daban múltiples ejemplos de dos cuestiones básicas y nada más (ni nada menos), que eso.

Ese encuentro me llevó a trabajar ese paso del curso durante todo un año, convirtiéndose en el eje sobre el que giraba todo mi entrenamiento de esa temporada.

Es evidente que trabajar una sola cosa durante todo un año es en principio muy aburrido, sobre todo si te limitas a repetir esa misma cosa sin trascender de lo más obvio y evidente, que ya aprendiste el primer día. Pero no es así como se ha de actuar.

Muy al contrario debes llevar esa pericia en una determinada «base» a todo lo demás que sepas. Sólo esto ya debería tenerte ocupado unos meses. Pero es que al hacerlo, tendrás muchos descubrimientos que mejorarán tu entendimiento y habilidad a la hora de ejecutar «lo que ya sabías». Descubrimientos que serán el origen de nuevos «temas de estudio» que abordar desde tu trabajo de Chipen Kung. Es por cosas como ésta que el estudio de un arte marcial no tiene fin…, siempre y cuando tengas la vista de percibir dichos descubrimientos y las ganas de estudiarlos y comprenderlos.

Por eso nunca dejes de lado tu entrenamiento de base. Simplemente, es que la base evoluciona contigo, sin cambiar en lo externo, pero «creciendo» en todos los aspectos que antes pasaban desapercibidos. Y sin el apoyo permanente del Chipen Kung, nunca aprenderás nada que realmente tenga valor, por muy auténtico, genuino y virtualmente valioso que dicho conocimiento pueda ser.

No caigas en el error de considerar que el Chipen Kung es para principiantes. Chipen Kung es el auténtico secreto de un estilo, aquello que determina si lo que haces va a o no a poder funcionar algún día.

Antiguamente un maestro enseñaría Chipen Kung al nuevo alumno, sin darle explicaciones. Si el alumno entrenaba e iba alcanzando ciertos logros, el maestro le daba nuevos elementos y conocimientos. Su perseverancia en el Chipen Kung, es lo que determinaba la predisposición del maestro a seguir enseñando y la capacidad real del alumno para poder asimilar esas enseñanzas.

Si el alumno era sincero, su habilidad (Kungfu) se incrementaba y el conocimiento recibido se volvía funcional. En caso contrario, por mucho que el maestro le enseñara  todo estaría «cojo»  (algunos expulsarían al alumno poco animoso, pero otros simplemente le darían conocimiento superior a sabiendas de que no funcionaría, sin preocuparse realmente por el progreso de ese alumno a menos que cambiar su actitud hacia el Chipen Kung).

Cuando un maestro quería guardarse «algo» para continuar teniendo «poder» sobre el alumno (lo que ciertamente no es muy honrado), o de un modo algo más honesto, se guardaba para el final una clave para «obligar» al alumno a terminar sus estudios si quería completar su habilidad, o para controlar si su carácter le hacía o no merecedor de recibir una transmisión completa, eliminaba algo de lo «básico». Tal es pues la importancia del Chipen Kung.

Hoy por hoy, las cosas han cambiado. El nuevo alumno aprende lo primero la forma, aprende tuishou, aprende armas… Pero muy pocos pasan por largas sesiones guiadas de Chipen Kung y menos aun hacen de esta práctica en núcleo de su formación. Chipen Kung, hoy por hoy, se ha convertido en el auténtico «conocimiento avanzado» y debería ser la «joya» a perseguir y alcanzar. Debería ser nuestro conocimiento ambicionado en vez de la «auténtica forma secreta del maestro Fulanito», el «Qigong secreto de los monjes del monasterio de la Nube del Dragón…», etc.

Una cosa a tener en cuenta, no obstante es que según pasa el tiempo, un mismo ejercicio básico, puede terminar siendo «multifuncional» de modo que su práctica cubra áreas de entrenamiento que originalmente precisaban de más ejercicios. Cuanto más lo conoces, más y mayor es su valor y su utilidad de forma que en extensión, el Chipen Kung puede ir «adelgazando» en ejercicios, al ser posible cubrir con unos pocos todas las necesidades, no así el porcentaje de tiempo de nuestro entrenamiento de  dedicado al mismo, que jamás debe menguar.

Para terminar me gustaría hablar de ese tiempo que uno le debe dedicar al trabajo de Chipen Kung.

Mucho, un porcentaje superior al 50%. De hecho, en mi caso, dedico más del 80% de mi tiempo a entrenar la base, aunque lo haga mientras «uso» herramientas quizás no tan básicas. No más del 20% de mi tiempo de entrenamiento lo dedico a «habilidades o técnicas superiores».

Un buen estilo y una buena escuela, poseen y aportan al alumno un rico trabajo de Chipen Kung. En caso contrario, y sin importar lo excelente que pudiera ser en el pasado, o lo buenos que sean sus más altos grados, en una vía muerta en la mediocridad.

Así que cuando estés solo y no sepas que entrenar, no lo dudes, practica Chipen Kung. Ese siempre es tiempo bien invertido

7 Respuestas

  1. Cesar Sanchez Hita

    Muy bueno, Antonio. Permíteme compartirlo, porque es mi forma de trabajar día a día, pero has dado con las palabras adecuadas. En el Jiben gong (Chipen kung) está absolutamente todo, y se debe trabajar día a día para mejorar diferentes aspectos y luego integrarlos a la totalidad. Magnífico post.

Deja un comentario