Trucos, técnicas y principios.

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Un «truco».

Al empujar a un rival, pisa su pie adelantado. No solo es que vaya a caer, también sufrirá al menos una dolorosa distensión en su tobillo.

Este «truco» se basa en un principio general que consiste en mantener «hipotecada» una parte del cuerpo de tu rival, que no necesita en el mismo momento del ataque para defenderse, sino que lo precisará después. Es decir, obramos con premeditación.

De este principio general pueden generarse multitud de técnicas altamente eficaces, y lo que es más importante, el número que puede surgir de éstas a partir de un determinado principio estás sólo limitado por nuestra genialidad. Hay por ejemplo una forma «genial» de enfrentarse a un agarre doble de muñecas. Con una de tus manos agarras la otra muñeca del rival y liberas la mano que te tiene cogida con la suya, procediendo a golpearle con a mano liberada. El resultado es que «no tiene manos para defenderse», puesto que una mano se la agarras tú y la otra…, ¡la mantiene estúpidamente cerrada con fuerza sin darse cuenta que la puede soltar para defenderse. Sólo pasados unos segundos suele uno darse cuenta que agarra con mucha fuerza cuando la impresión que se tiene es que somos agarrados. Ni que decir tiene que se te queda una cara de tonto… Lo que en este caso te «hipotecan» no es tanto tu mano, como tu capacidad de percepción, pero la idea fundamental, sigue siendo la misma.

Sin embargo, considerada cada una de estas técnicas por si sola y ajena a principio común, no admiten extrapolación alguna ni generan variantes, o lo que es más importante, técnicas claramente diferentes, frente a situaciones diferentes. Así pues, hemos de aprender y recordar una a una cada una de ellas y la capacidad de adaptación es por lo tanto reducida.

En TCC hay una serie de «principios fundamentales» que surgen del estudio de los diferentes «Clásicos», textos que importantes maestros dictaron para conservar la esencia de su arte, más allá de lo meramente técnico, que de hecho, apenas está presente en los mismos.

No es tanto la técnica sino si la misma se ciñe o no a los principios del TCC, lo que hace de ella un ejemplo válido en TCC.

Quede claro que lo más importante de una determinada técnica no es si es o no «TCC puro», sino si funciona. Pero dentro de que funcione, ha de ser compatible con el resto de elementos técnicos, estratégicos y teóricos del sistema si queremos que funcione sin interferencias indeseables.

Así pues, una técnica en la que inclinásemos pronunciadamente el tronco de forma lateral, podría ser útil en un determinado momento, pero incompatible con la necesidad estricta de conservar y conocer en cada momento el estado de nuestro equilibrio. Sin esta condición, el corpus técnico del TCC, no funciona, por mucho que algunas técnicas, ajenas al TCC si puedan hacerlo.

La función de los principios es protegernos. El TCC es fantástico en su aspecto marcial, pero sus técnicas, si no se cumple con ciertas condiciones, no sirven de nada resultando estrepitosamente pobres. Por contra, dentro del ámbito y los márgenes que proporcionan los principios, proporcionan resultados óptimos.

Un traje de buzo, con sus botas de plomo y su pesada escafandra, es ideal para trabajos en la profundidad marina y sin embargo es un equipamiento no sólo inútil sino pernicioso para un soldado de infantería, o para un jinete, o para no salirnos de ámbito marino, de un recolector de percebes… Pero dentro de su ámbito de trabajo, es lo mejor.

Los distintos estilos, hacen una elección sobre como van a enfrentar una situación, en base a esa elección eligen las herramientas a utilizar. Por supuesto toda elección tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Si eliges enfrentarte al rival evadiendo y entrando por los costados, probablemente serás «pobre» en defenderte de lo que entre por tu centro. El propio sistema genera medidas de protección, como ladear el cuerpo, pasos laterales y curvos, etc.

Por otra parte si tu sistema es experto en entrar «por el centro», sabrá cubrir, controlar y gestionar todo lo que venga o esté por ese centro, pero por contra, tus costados no serán tan «fuertes». Por ello el sistema te enseñar’a mantenerte «centrado» respecto de tu rival y a no ofrecer costado alguno.

¿Que método es mejor?. Ambos son «buenos» cuando los usas correctamente y con éxito y «malos» cuando fallas. Quizás lo mejor sea evitar la especialización y ser versátil en todos los ámbitos, pero de un modo u otro esto es sencillamente imposible, aunque no sea más que porque nadie es consciente de todos los posibles ámbitos y circunstancias en los que tendremos que usar nuestra habilidad.

Cuando empiezas a estudiar un arte marcial, aprendes técnicas de un modo «lineal», de forma que conoces, 1, 20, 50, 600… o las técnicas que sean. Pero pronto empiezas a crear categorías (por lo general, en realidad esas categorías ya existen) que permitan «organizar» el conocimiento.

Y más allá de las diferentes categorías aparecen distintos «principios», ya sea de movimiento, de estrategia, de coordinación… Esto reduce un número elevado de técnicas, del orden de varios centenares o miles a unas pocas decenas de principios, ejemplificados por unas pocas de esas técnicas.

Y lo que es mejor, fruto de la combinación de diferentes modos de esos principios y limitadas técnicas de ejemplo, podemos multiplicar de forma exponencialmente el número de técnicas singulares generables, sin ser necesario recordarlas una a una, sino teniendo un conocimiento pormenorizado de esos principios, «conocerlas todas».

Lo fácil, es aprender un determinado número de «trucos» que funcionan. Extraer los principios en que se fundamentan es por supuesto algo mucho más complicado, pero enseguida da frutos, reduciendo el trabajo de memoria y práctica necesaria de diferentes técnicas, pues lo que eran innumerables cosas diferentes, pasan a ser unas pocas cosas diferentes con distintos ajustes puntuales que no precisan mayor consideración ni esfuerzo extra por ser dominados.

Es una cuestión de entendimiento. Hay técnicas «prodigiosas» que por si mismas representan un «truco» sobresaliente. Pero si conoces el principio, tendrás a tu disposición la fuente permanente de ese y muchos otros «trucos prodigiosos».

4 Respuestas

  1. Clara

    Hola . Soy una novel en la practica del taichi , hace un tiempo encontré tu página y recibo en email tus publicaciones.
    Mi comentario es solo para agradecerte poder leer tus lecciones
    Gracias.

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