Qigong o «Chikung» es un término genérico, cuyo significado literal es “Entrenamiento del Qi” (Chi). El problema viene de definir que es “Qi”.

En una ocasión, un visitante chino a las clases de Maestro Liu que ejercía de improvisado traductor para el grupo ese día y en medio de la traducción, en la que “Qi” era un término que se repetía con frecuencia, nos preguntó a los alumnos españoles que estábamos más cerca “¿Qué es eso del “Qi”?”. La respuesta no fue muy buena, porque le contestamos con un “Pues como no lo sepas tú que eres chino…”.

“Energia”, “Fuerza Vital”, “Fuerza Interna”, “Aire”… Ninguna resulta convincente si somos rigurosos con el significado de cada una de estas palabras, que en la mayoría de las ocasiones, dejan un enorme margen a la ambigüedad y a interpretaciones de lo más peregrinas.

Entonces, ¿qué es el Qi?. Puesto que aun nadie ha dado una definición objetiva y “científica” del término, desde aquí damos una irrefutable. “Qi” es un conjunto variable de sensaciones subjetivas que percibimos al trabajar con nuestro cuerpo, respiración, atención e intención según determinados métodos. Si el “Qi” se corresponde con una sustancia, forma de energía u otro elemento “real” y objetivo, o por el contrario es la suma de diferentes elementos subjetivos, es algo que ni vamos a abordar, ni nos interesa (si es que existe esa respuesta). Lo realmente importante es que trabajar en base a esa sensación produce resultados que si son objetivos, siendo una herramienta vital e insustituible para conseguir ciertos logros, sin importar o no si dicha herramienta es o no “real”.


¿EN QUÉ CONSISTE EL QIGONG?

Existe múltiples sistemas de Qigong, con objetivos de lo más diverso. Hay Qigong puramente enfocado a un cierto bienestar y mantenimiento de la salud y vitalidad, existe el Qigong marcial, que va un paso más allá y busca acondicionar el cuerpo para hacerlo mucho más fuerte, resistente, ágil… Existe un Qigong “médico” diseñado para tratar ciertas dolencias, Qigong “religioso” destinado a trascender de los límites del cuerpo físico. Aunque cada una de estas divisiones arbitrarias, puede tener sus ejercicios específicos, en realidad la mayoría puede usarse con uno u otro fin, simplemente enfatizando ciertos aspectos.

En la Escuela Liu Zhenyuan, trabajamos Qigong para el mantenimiento y salud general como parte habitual de nuestra práctica, Qigong “marcial” para acondicionar nuestro cuerpo y desarrollar habilidades. En los niveles más altos de estas dos categorías, encontramos ciertos trabajos que suponen también la base de tradicionales métodos de “alquimia interna”, aunque nosotros nos centramos en usos más “terrenales”. Básicamente, su práctica consiste en tonificar órganos y vísceras mediante respiración y movimientos suaves pero donde la atención es extrema y muy precisa.

Este nivel resulta accesible para cualquiera y sus beneficios suelen ser palpables en poco tiempo. El mero hecho de realizar una suave actividad física, explica muchos de sus logros, pero la naturaleza “suave y tranquila” de los ejercicios, así como la mejora en las capacidades propioceptivas del cuerpo, son más sorprendentes. Beneficios habituales entre otros con su práctica son mayor grado de vitalidad, mejoras en la calidad el sueño, en la función digestiva, disminución de afecciones como acidez, estreñimiento, etc. Es muy frecuente también que la circulación sanguinea se tonifique, mostrando “manos y pies calientes” incluso en los meses más fríos del invierno. Y como fruto en parte de estas mejoras “físicas”, es también habitual una mejora general en el estado de ánimo. Se constata además una mayor resistencia a enfermedades comunes como resfriados, gripes, con menor incidencia y en su caso, periodos de recuperación más cortos de lo habitual.

Su práctica además, tanto por la exigencia de una correcta postura corporal, como por el incremento de la atención en el propio cuerpo, ayuda a la eliminación de malos hábitos corporales, así como a mejorar la respiración, que se vuelve más lenta y profunda.

El nivel marcial, trabaja con ejercicios muy similares, pero aquí, el trabajo de conexión corporal, intención, atención y respiración, son mucho más exigentes trabajando de modo exhaustivo sobre el sistema tendino-muscular. El objetivo primordial, es conseguir un cuerpo “conectado” que trabaje de forma coordinada y donde “cuando una parte se mueve, todo el cuerpo se mueve”. Implica un cambio de actitud neuromuscular, sustituyendo la actitud de contracción y rigidez, por la de expansión y soltura con conexión. Dentro de esta categoría tenemos también ejercicios destinado a fortalecer bien sea una parte del cuerpo para poder golpear o agarrar con muchísima más fuerza de lo normal sin lesionarnos, como para hacer el cuerpo más resistente a golpes y otras agresiones.

Finalmente hay otros ejercicios, de acceso más restringido, que una vez se combinan con los anteriores, los potencian enormemente. Estos ejercicios, afectan al sistema metabólico del cuerpo, mediante un incremento de la producción de hormonas sexuales, a las vísceras, el sistema óseo, así como métodos de apertura de canales y circulación del Qi.


¿POR QUÉ ENTRENAR QIGONG?

Debemos entender que el Qigong es algo que podemos entrenar por si mismo, o una materia auxiliar que nos ayuda a progresar en otras:

  • Como actividad “autosuficiente”, el Qigong nos proporciona unos altos niveles de vitalidad, así como métodos para conseguir altos niveles de conexión corporal y de consciencia del propio cuerpo.
  • Como método auxiliar, es una herramienta que que entre otros beneficios, potencia enormemente nuestras habilidades marciales, ya sea de modo directo, al fortalecer en múltiples vías nuestro cuerpo, ya de modo indirecto, de tal modo que la vitalidad que nos proporciona, permite entrenamientos más intensos, la sensibilidad “afinada” de nuestro cuerpo, que incrementemos nuestra precisión y las prácticas sean mucho más eficientes.