La profundidad de lo simple

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Todo principiante siente admiración por las habilidades del maestro.

Esas técnicas sofisticadas y depuradas, esa capacidad para anular las técnicas del rival con movimientos inverosímiles.

Sin embargo, en los inicios descubre que las cosas no son así de bonitas y menos al principio. Técnica básica, ejercicios de base…, poco o nada de técnicas asombrosas o bonitas y si por el contrario, abundante esfuerzo y repetición hasta el tedio de lo «básico».

No es de extrañar que uno desee pasar esa fase cuanto antes y entrar en en la «técnica superior». Y cuando por fin sucede, cuando empiezas a aprender variantes y más variantes de uso de cada movimiento, es cuando empiezas a vislumbrar que esas «complicadas técnicas» no son sino combinación y encadenamiento de movimientos simples.

Y entonces pasas por una fase de expansión creadora, en la que variantes y usos van surgiendo de la propia práctica, configurando un extenso y variado programa técnico.

Pero llega un día en el que te das cuenta que ese camino ya está llegando a su fin. No es que no queden más y más técnicas y combinaciones por crear, más formas complejas que aprender… No, lo que sucede es que te das cuenta de que eso «ya lo tienes», que ese proceso creador es ya «automático» y que además es fecundo por si mismo.

Sin embargo te das cuenta de que las limitaciones en la calidad de tu trabajo, vienen dadas por la pobre calidad de tu trabajo de base, por la «pobreza de la materia prima» de la que se nutren. Y entonces vuelves la vista al trabajo de base y te das cuenta que es correcto, que has trabajado con intensidad, pero…, pero ni por asomo te has acercado a los límites en su dominio y control y que tu entendimiento apenas roza la superficie.

Un simple paso, un golpe, una esquiva, una vez que las analizas en profundidad, muestran implicaciones y relaciones respecto a otros aspectos del sistema, que revelan una insospechada profundidad. Y llegado este momento, te ves aprendiendo de nuevo la técnica y los elementos más fundamentales, como si fuera el primer día.

Descubres con cierto horror, que los graves errores que tenías como principiante, siguen presentes y además de un modo insidioso y enervante, por tanto y cuanto, nunca fueron erradicados sino minimizados hasta el punto de ser «invisibles» y darse por eliminados, constituyendo en realidad un pesado lastre que te impide progresar. Descubres que en cada elemento básico de conocimiento que crees dominar, hay un granito de trabajo fructífero y enormes pegotes de fallos y elementos inútiles que han de ser «extirpados».

Y entonces sucede algo curioso. Cuando analizas un determinado movimiento, un principio general, te das cuenta que lo tienes aun «embalado» en su envoltorio original y que lo usas sin «sacar de su caja». Te das cuenta que posees una herramienta mucho más «manejable», mucho más versátil y de la cual desconoces muchas cosas y que en realidad aun no sabes utilizar más que en un grado ínfimo de su potencial. Y decides «abrir la caja» que lo contiene y descubres todo un mundo de posibilidades, de tal modo que cada nuevo elemento genera enormes posibilidades de uso. Con ello crece tu entendimiento y vuelves a mantener fresca tu capacidad de asombro ante cada gesto, cada aparentemente obvio principio…, por supuesto sólo obvio en apariencia.

Tal y como comenta uno de los mayores expertos que he conocido nunca en el TCC, el aprendizaje es como subir por una escalera de caracol. Pasas por encima del mismo lugar una y otra vez, pero con la amplitud de miras que supone estar un nivel por encima de la última vez que pasaste por ese punto, consigues «aprender»  de nuevo lo que se supone que ya sabes, con un nivel de entendimiento muy superior.

Lo más básico y simple, no por ello por ello resulta insulso. Muy al contrario, el profundizar cual científico con su microscopio en la esencia de lo más simple, abre tantas implicaciones, tantos matices, que uno no puede sino sorprenderse de «todo lo que había y no vio» la primera vez que lo estudió. Y empiezas reconocer esos pequeños elementos fundamentales, esas «partículas elementales», semejantes a los distintos átomos de cada sustancia que terminan por conformar los diferentes objetos. Se hace posible ver similitudes en elementos que aparentemente no lo tienen a nivel macroscópico, pero si a un nivel más elemental. Entiendes que comprendiendo y manejando esos elementos ya entiendes y puedes manejar los elementos más complejos que con ellos se conforman.

Y si eres de espíritu de estudio inquieto, te planteas que si un átomo está formado por neutrones, protones y electrones, así también puedes llegar a una disección más profunda y que después llegarás a partículas a un más sutiles como los quarks, leptones… Extrapolando a tu aprendizaje del TCC, eres consciente de tu falta de comprensión del total, pero al menos te haces una idea de la potencial profundidad y sobre todo de lo superficial que es tu conocimiento.

Así se entienden ciertos comentarios de expertos con décadas de entrenamiento y práctica continuada, que con aparente modestia asumen que ellos «están empezando a comprender que   es un cierto golpe de puño, o una patada, o un paso…». Y no es modestia. Es cierto que saben mucho, muchísimo, simplemente, son conscientes de lo mucho que se puede llegar a profundizar en el entendimiento de lo simple y se dan cuenta de que aun pueden sacarle mucho más jugo a todo y desde esa certeza, surge el comentario.

Algo que limita enormemente este proceso de aprendizaje, es que depende en gran medida de la perspicacia y tesón de propio practicante. Un maestro te puede hacer ver ciertas cosas, pero por lo general su trabajo no es sino indicar vías de estudio y la del alumno investigar en su propia práctica, analizar y llegar a integrar todo lo que aprende y descubre en un esquema lógico personal. Y por desgracia, ni todos tenemos las mismas capacidades deductivas, ni el mismo grado de perseverancia ni por supuesto, el mismo grado de interés y compromiso. Pero lo importante es que seamos conscientes de que siempre hay más, mucho más, que el aprendizaje no tiene fin y que aunque se trata de un viaje sin fin, los que se den por satisfechos en un determinado momento con lo obtenido, si pueden dar el viaje por concluido, eso si, sin haberse ni acercado a los mejores parajes, que por supuesto, siempre están «más alla».

2 Respuestas

  1. fernando veira

    Uno de tus mejores articulos Antonio.
    Debo agradecerte que pusieras en palabras sensaciones y experiencias que me resultan totalmente conocidas pero que leidas adquieren un valor aun mayor y eso es algo muy valioso para mi.

    Ya lo decia Bruce Lee: vencer a un adversario con una tecnica compleja es demostracion de habilidad, «vencer al mismo adversario con una técnica simple es demostracion de maestria»

    Menos es mas.

    En algun momento se deja de «acumular» para empezar a «digerir». Mi profe de guitarra tenia un esquema que si bien no es exacto, resume un poco el ciclo humano: hasta los 30 aprendes a tocar la guitarra, cerca de los 40 lo que haces es manifestar lo que has aprendido».

    Todos en algun momento pensamos que el abarrotamiento técnico es la solucion, Algo asi como el avaro cree que sus montones de oro escondidos le dan verdaderamente riqueza.

    Casi todas las personas que respeto en cualquier rama (arte, deporte, ciencia) han llegado en algun momento a la necesidad de «sincretizar» y ese proceso yo lo considero absolutamente individual, no lo creo trasnmisible, incluso con la mejor intencion del mundo.

    Tristemente en este arte tan maravilloso existe gente que vende la acumulacion vacia y lo hacen no solo porque es definitivamente mucho mas rentable (es como amaestrar personas), sino porque ademas carecen del talento para encontrar la verdad dentro de cada tecnica.

    Pero volviendo al tema…¡A veces incluso parece que uno cada dia sabe MENOS!
    No voy a intentar superar tu descripcion al respecto de ese fenomeno, al leerlo fue como sentir inmediatamente ese sabor interior que es una mezcla de acojone (yo supongo que es el ego el q se acojona) y una especie de alegria infantil (hay mas puertas para abrir, mas desafios que conocer, en definitiva mucho mas de lo que te gusta), pero sin duda es un excelente sintoma.

    Te mantiene a salvo además de fabricarte tronos o estatus que sólo tendrán validez en tu mente confundida. Dicho de otra manera te hace permanecer humilde y abierto.

    Personalmente, esa sensacion de viaje de descubrimiento me resulta motivadora y relajante y me hace mucho mas llevadero este enorme san shou al que llamamos «vida».

    Un abrazo y saludos a la peña

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