Tai Chi Chuan, ¿beneficios a largo plazo?.

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      Otra de las frases que con más frecuencia se escucha en el mundillo del TCC es la que hace referencia a ciertos logros sensacionales que lamentablemente, sólo se alcanzan a un plazo largo o muy largo.

      Y claro, es verdad. Ciertos logros implican una madurez y experiencia que no se pueden adquirir sino tras largos años de entrenamiento diligente. Esperar obtenerlos en un plazo inmediato es de ilusos. Pero aquí es donde está la verdadera trampa, el TCC no es un arte marcial (o sistema de salud, longevidad o cualquiera que sea el objetivo que nos marquemos) con resultados EXCLUSIVAMENTE a largo plazo. Como todo método, posee beneficios a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo. Quizás el porcentaje de cada uno de ellos sea sensiblemente diferente a frente los que se producen en actividades «similares» como otros estilos de artes marciales, deportes o artes de desarrollo personal, pero invariablemente hay logros a corto, medio y largo plazo.

       Como es lógico aventurar, una vez que se superan esos logros a alcanzar a corto plazo, se va avanzando en los que se desarrollan a medio plazo y finalmente con el tiempo, vamos alcanzando logros de la última categoría. Y es en ese orden, pues todo logro está relacionado con nuestro nivel y si no están consolidados ciertos logros básicos alcanzables a corto plazo, es de ilusos pensar en obtener logros de mayor dificultad .

      Al iniciarnos en el TCC, vamos alcanzando logros «modestos» en periodos de tiempo razonables, que a su vez son el sustento de logros más «elaborados» que llegan como fruto de la maduración de los primeros.

      ¿Cuales son esos logros » a corto plazo» que uno debe alcanzar con relativa facilidad con la sola condición de entrenar de un modo correcto y diligente?. Los desgranaré en tres aspectos. Salud, Longevidad y Habilidad marcial.

      En el campo de la salud, me remito a la entrada anterior, pero pasan por alcanzar una resistencia ante factores externos como fatiga, calor, frío, hambre, dolor, etc, así como al equilibrio metabólico del cuerpo, con mejoras graduales en problemas de insomnio, digestivos, circulatorios, respiratorios, etc y en general, a alcanzar un razonable estado de bienestar y de salud general.

      Lamentablemente, en este ámbito de a salud, hay poco margen a pruebas y comprobaciones más allá del control estadístico. Será imposible demostrar que si no nos contagiamos de gripe, es por nuestra práctica y no «por que somos inmunes de forma natural». Lo único a lo que podemos referirnos es al hecho de gozar de mejor salud por falta de enfermedades y al hecho subjetivo de encontrarnos «siempre» bien. Por supuesto siempre podemos intentar poner a prueba el efecto de la práctica sobre nuestra la salud, «atentando» voluntariamente contra la misma, pero sería de idiotas siquiera el plantearse hacerlo.

       En el marco de la longevidad, es evidente que de todos los logros del TCC, éste es que para quedar demostrado exige el paso de mucho tiempo, cuanto más mejor. Pero ya a corto plazo, hay varios «logros» que deben ser alcanzados. El primero es la adquisición de mecánicas corporales que eviten lesiones ya sean de carácter «activo» como caídas, lesiones tendinosas o musculares, etc, fruto de accidentes provocados por una técnica incorrecta o por carecer de los atributos que conlleva una buena práctica (fuerza, elasticidad…), así como la ausencia de lesiones «pasivas» como las causadas por malos hábitos de todo tipo, como son los posturales, alimenticios, de ocio o adicciones diversas. El deseo y la voluntad de abandonar costumbres y hábitos nocivos, son también logros a corto y medio plazo relacionados tanto con la longevidad en si misma, como con la longevidad funcional, que implica el ser independientes y capaces hasta el último momento de nuestra vida y que para mi sería la mejor definición de «Longevidad» inseparable del término «Funcional».

      En el ámbito marcial es donde la frase de «eso es algo que llega después de muchos años» se escucha con más frecuencia. Y hay una «lógica perversa» en esta clase de afirmaciones, pues al ser la dimensión del TCC más susceptible de poder ser sometida a pruebas y comprobaciones, da poco margen al fraude y la subjetividad, por lo que genera la evidente desazón y reticencia a tratar el tema entre aquellos que carecen de toda habilidad al respecto, pero que no por ello renuncian al efecto de «aura de superioridad y misticismo» que otorgan fantásticas habilidades marciales a ser transmitidas al alumno, por supuesto en un futuro muuuuy lejano…

       Cuando una persona te dice que la habilidad marcial llega con los años, no te miente, es cierto que cuanto más entrenas y más sabes, mejor eres y que el alto nivel llega con el tiempo, pero sólo tras haber superado logros de bajo nivel e inmediato plazo de adquisición así como los de medio plazo y nivel. Pero en demasiadas ocasiones esa frase implica que quien la dice no posee ni a menor habilidad marcial, ni siquiera en los niveles más básicos e inmediatos.

    Toda persona que entrena el TCC en su dimensión marcial, esto es, forma, tuishou y aplicaciones, así como las habilidades propias de la práctica de Chikung aplicables a este ámbito, ve incrementada desde el primen momento su habilidad en la misma, del mismo modo que un niño que aprende a leer y escribir, inicialmente no sabe «nada», en «poco tiempo» conoce las letras, luego aprende a leer palabras sueltas y asociarlas con el sonido correspondiente. Luego aprender a leer y escribir frases, a leer cuentos y libros y por último, pueden llegar a escribir sus propios textos. Y algunos llegarán a ganar el premio Nóvel de Literatura, pero sólo podemos esperarlo de aquellos que aprendieron a leer desde los estadios más «humildes» de conocimiento hasta llegar al más alto dominio de la escritura y la creatividad. En definitiva, los niveles más altos dependen de la consolidación de otros mucho más humildes y también en gran medida de la genialidad personal. 

       Cuando una persona se inicia en un arte marcial, el que sea, lo primero es aprender las técnicas y movimientos básicos. Esto puede llevar más o menos tiempo, pero un año es mucho más que suficiente para que una persona conozca una forma corta y tenga ya un cierto dominio del uso de los movimientos que ésta incluye. Es radicalmente FALSO que hasta que uno no domina la forma en toda su complejidad y detalles no puede ni debe atreverse a efectuar un estudio de las aplicaciones así como del Tuishou (empuje de manos). Y en todo caso, si las cosas fueran así, NADIE debería osar enseñar si sigue ese criterio, antes de haber alcanzado ese nivel.

     La realidad es que el estudio de las aplicaciones, así como del empuje de manos constituyen parte fundamental del entrenamiento y aprendizaje de las formas y que sin ello, dicho aprendizaje se realiza a ciegas, sin método, sin objetivo y sobre todos sin elementos de control sobre los cuales corregir nuestros INEVITABLES errores de entendimiento y apreciación del TCC y sus principios.

      En ese tiempo prudencial de uno o dos años, el estudiante debería haber practicado con compañeros aplicaciones basadas en los movimientos que ha estudiado en forma y conocer un número variable de aplicaciones diferentes para cada uno de ellos. Y dicha práctica debería empezar siendo absolutamente colaborativa por parte del compañero para GRADUALMENTE ir transformándose en una actividad cada vez más libre y sujeta a variaciones imprevistas en las acciones del compañero que habrán de ser «ajustadas» por el practicante.

      ¿Debería ser capaz el alumno de usar estos movimientos y técnicas en combate o en una situación de enfrentamiento real?. Bueno, capaz si, el que tenga buenos resultados ya es otro cantar. Aquí si que hay que admitir que el TCC es un estilo «difícil» que implica para ser eficaz estar en posesión de ciertos atributos así como un entendimiento de los sutiles principios técnicos y de estrategia del sistema que evidentemente requieren tiempo para consolidarse. Posiblemente enfrentado a un rival que tenga un tiempo de entrenamiento similar en otros estilos más «prácticos», en los inicios la balanza se incline en nuestra contra. Pero con el paso del tiempo, los resultados se equilibran  debiendo incluso llegar a decantarse significativamente a favor del practicante de TCC, por el hecho de que hablamos de un estilo que concede gran valor  a los logros a largo plazo en relativo detrimento de los logros a corto plazo.

      Así pues, a corto plazo, un practicante serio debería de lograr mejorar su estado general de salud, siendo una persona más vital que la media, debería de aprender conductas que mejoran su capacidad de longevidad funcional y abandonar las que no. Y a nivel marcial, debería conocer y ser capaz de aplicar en entornos controlados las técnicas del estilo, así como haber alcanzado unas habilidades mínimas de adherencia, escucha y neutralización gracias a la práctica del tuishou.

      A medio plazo, las enfermedades «ocasionales» deberían haber sido prácticamente erradicadas y «contenidas» al menos las de índole crónica. A nivel de longevidad, debería notarse una evidente diferencia a nuestro favor respecto a la gente de la misma edad (aplicable esto evidentemente a adultos) y a nivel marcial, ser razonablemente capaces de hacer frente a una agresión sin armas por parte de una sola persona.

      A largo plazo, la salud ha de ser inquebrantable, con valores de analítica impropios de la edad avanzada, con unos niveles de autonomía y lucidez que no decaen con los años, así como prolongados hasta edades superiores a los 80-90 o incluso más años. Y a nivel marcial, ser capaces de enfrentarnos sin armas contra varios individuos armados y vencerles, incluso sin necesidad de hacerles daño.

      Por supuesto que los niveles a corto plazo no son sólo deseables sino razonablemente fáciles de alcanzar. Los logros a medio plazo, implican también un «medio plazo» de actividad diligente y con esa premisa, se deben alcanzar sin otra dificultad que el tiempo necesario para hacerlo.

      El «largo plazo y alto nivel», son para muy pocos. No es muy realista basar nuestros deseos de entrenar y aprender en lograrlos, porque aunque posibles, no son de evidente consecución y precisan la unión de factores como conocimientos, constancia y diligencia, pero también a otros sobre los que no tenemos forma alguna de actuar, como es la propia genialidad personal.

       Y una última reflexión. Si a corto plazo no has obtenido resultados evidentes de mejora en los tres aspectos antes mencionados, o practicas poco, o practicas mal o no te enseñan correctamente.

      Si a medio plazo un practicante se ha estancado en logros alcanzables a corto plazo, o peor aun, no ha alcanzado ninguno de ellos, entonces ha recibido una pésima enseñanza o es que él es un pésimo estudiante y desde luego no está ni capacitado ni destinado a enseñar ni transmitir un arte que desconoce.

       Si a largo plazo, el practicante no es una persona con habilidades y características «fuera de lo normal», estamos ante un fracaso ya de aprendizaje, ya de enseñanza o de ambos. Sin necesidad de entrar en lo «mágico» ni mucho menos, en este nivel no cabe ya el refugiarse en «eso se logra, se ve o se estudia a largo plazo» y debería haber ya muchos logros consolidados susceptibles de ser puestos a prueba a solicitud de los alumnos a los que se les promete un futuro «de espléndidos logros».

        Ya que el TCC es un arte con miras al «largo plazo», podemos considerar que los niveles y «grados» se alargan en el tiempo por encima de lo que pudiera parecer razonable para los términos corto, medio y largo plazo, pero desde luego, el plazo de uno a cinco años puede ser considerado «corto plazo», entre cinco y quince años como mucho hablamos de nivel intermedio y de veinte en adelante, ya deberíamos hablar de «largo plazo» y niveles acordes con el mismo.

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